martes, 13 de diciembre de 2016

EL MITO DE LOS CINTURONES DE CASTIDAD

   Una de las prácticas que aunque parezca contradictorio reporta gran excitación y placer dentro del BDSM es la castidad "forzada". Entrecomillo forzada porque, aunque a estas alturas no debería ser necesario, aclaro que todas las prácticas se realizan siempre con el consentimiento implícito o explícito de los implicados. Ceder la potestad de decidir sobre nuestra satisfacción sexual a otra persona tiene la facultad de ser a la vez liberador y excitante.
   Es muy habitual, sobre todo en sumisos, ver el uso de dispositivos de castidad, siendo un fetiche de lo más extendido. En sumisas su uso es menor, aunque también existen y dan mucho juego. Pero, ¿de dónde proviene su uso? En el imaginario popular impera la idea de que los cinturones de castidad son herencia de la Edad Media pero, ¿es eso cierto? Como muchos mitos, la realidad no suele corresponderse con las leyendas.

   La Edad Media es vista como una época de oscurantismo y barbarie, pero los historiadores nos muestran un escenario bastante alejado de esta visión. La extendida idea de que los maridos colocaban un cinturón de castidad a sus esposas antes de marcharse a la guerra para así asegurar su fidelidad es falsa y carente de toda lógica. No existen testimonios medievales sobre ellos. Los autores más importantes de la época no los mencionan. Ni en el Decameron de Boccacio, ni en los escritos de Rabelais o Bardello, ni en los Cuentos de Canterbury de Chaucer. En toda la sátira erótica de la época no hay ni una referencia a tales artilugios. Albrecht Classen, experto en historia medieval, escribió en 2007 el libro "The Medieval Chastity Belt: A Myth-making Process", convirtiéndose en la máxima autoridad sobre la materia. Afirma que "no hay ninguna evidencia que indique que existieron o se confeccionaron ese tipo de objetos en la Edad Media. La primera vez que se habla de ellos es en un libro de 1405, escrito por Konrad Keyeser, titulado Bellifortis, y que trata sobre máquinas de guerra. Es una obra muy técnica y ardua y se cree que el autor quiso amenizar un poco la lectura introduciendo una broma sobre un aparato que protegería la honra de los maridos cuando estaban en la batalla, lejos de sus mujeres. El cinturón de castidad pronto se convirtió en un mito del que se hablaba y se hacían numerosos chistes y sátiras para burlarse de los hombres impotentes o mayores que no podían controlar a sus esposas, que iban en busca de parejas más activas sexualmente." Respecto a los cinturones que podemos ver en museos nos cuenta que "los primeros cinturones reales se fabricaron en el siglo XIX y era costumbre que formaran parte de museos de tortura, en los que se mostraba la crueldad y el oscurantismo de épocas pasadas". De hecho, el British Museum, en Londres, exhibía uno de estos artilugios desde 1846, atribuido a la Edad Media, pero lo retiró tras comprobarse que su antigüedad era falsa. Se especula que su uso, de ser cierto, se limitaría a momentos puntualísimos, como pernoctaciones en posadas o viajes cortos; y aún esto es muy dudoso.

   ¿De dónde proviene entonces el mito? Si existen textos medievales que pudieran ser el origen, entre ellos, los poemas de Maria de Francia, "Los Lais", del siglo XII, donde ensalzan los conceptos de la fidelidad y la castidad y se narra como dos amantes, al despedirse porque él parte hacia las cruzadas, se juran fidelidad mediante un gesto, la creación de un cinturón hecho de una hebilla y una prenda realizada a base de nudos, que simboliza la lealtad entre los amantes. Es un gesto meramente simbólico. No es un artilugio de metal que se se cierre sobre los genitales de la mujer; pero posiblemente de aquí surgió el mito. La Iglesia consideraba que en los riñones se encontraba el origen de la semilla sexual por lo que recomendaba, también a los hombres, dormir con un cinturón para controlar las tentaciones nocturnas.

   Según los historiadores, es en el Renacimiento, especialmente con la creación de la imprenta y como medio de desmarcarse del oscurantismo de la Edad Media, cuando surgen de modo satírico, las imágenes de mujeres portando el cinturón de castidad. El mito se consolidó durante la Ilustración, remarcando aún más su elevada cultura en contraste contra la "barbarie" de esa época. Una vez consolidado el mito, empezaron a crearse los primeros artilugios, vendidos como falsificaciones del medievo, hasta que las técnicas de datación modernas los han ido descartando. En la época Victoriana, con la represión sexual, se fabricaron algunos pequeños y ligeros, usados como pruebas del amor romántico que imperaba en la época. Atribuir estos artilugios a una época oscura y bárbara era una excusa para poder hablar de un tema tabú que atraía a todos pero que estaba "mal visto" en una sociedad puritana.

   Dejando de lado las evidencias históricas y referencias bibliográficas sobre su existencia, la lógica también nos indica que su uso era imposible, a menos que la finalidad de estos caballeros al regresar de la guerra fuera enviudar, en lugar de asegurar la castidad de sus esposas. El materia con el que se contaba en la época causaría heridas y llagas por rozamiento, que se infectarían y llevarían a una septicemia, causando la muerte al no poder tratarse adecuadamente. Por no hablar de la imposibilidad de mantener una correcta higiene con semejante artilugio colocado durante meses. Pensemos que hoy día una simple compresa o tampón, que están especialmente diseñados para esa zona, pueden ser muy irritantes al cabo de las horas, ¿de verdad alguien cree que se puede mantener un cinturón de esas características durante meses sin perjuicio para la salud, pasando por los ciclos menstruales, por las necesidades fisiológicas y sin la debida higiene? Carece de la más mínima lógica.

   Hoy día los materiales y usos dados para los cinturones de castidad son totalmente diferentes. Los diseños son anatómicos, están pensados para el disfrute y el placer (sí, aunque sea negándolo) y con materiales que garanticen la salud. Pero no está de más conocer de dónde provenían y qué hay de verdad en el mito. Espero que lo hayan disfrutado.

Bibliografia:Albrecht Classen, The Medieval Chastity Belt: A Myth-Making Process, New York, Palgrave Macmillan, 2007;

Régine Pernoud, La femme au temps des croisades, Parigi, Librairie generale francaise, 1992;

James A. Brundage, Law, Sex, and Christian Society in Medieval Europe, University of Chicago Press, 2009;

Umberto Franzoi, L’armeria del Palazzo ducale a Venezia, Treviso, Canova, 1990


http://www.abc.es/20120220/sociedad/abci-gran-mentira-cinturones-castidad-201202201403.html
http://smoda.elpais.com/placeres/la-verdadera-historia-del-cinturon-de-castidad/
http://historsex.blogspot.com.es/2015/05/cinturones-de-castidad.html





viernes, 9 de diciembre de 2016

DE PORTALES INTERDIMENSIONALES

   Tras leer y analizar cientos de comentarios he descubierto que el paso del mundo "vainilla" al BDSM se realiza a través de algún tipo de portal interdimensional. Así, tal y como lo oyen. Puede que no sean conscientes de ello pero no cabe otra explicación posible. Además suceden cosas extrañas al atravesarlo y las propiedades particulares del umbral alteran las funciones neuronales en función del rol adoptado. Es muy curioso.

   En los sumisos tiene un efecto de "reseteado". Se olvida gran parte del sentido común y del modo en que han venido desenvolviéndose en la vida hasta ese momento. De repente ya no saben cómo actuar si no tienen una guía. Situaciones comunes y frecuentes de la vida diaria resultan difíciles de afrontar en su equivalente BDSM. No importa que llevaras años sabiendo qué hacer si te mentían y traicionaban, si te dejaban, si algo no te gustaba... No importa que antes estuvieras más que capacitado para tomar decisiones, para buscar información sobre las cosas que desconocías, para defenderte, para opinar... al cruzar el portal todo eso desaparece y ya no sabrás hacerlo. Habrás perdido todas tus facultades previas. Al asumir tu rol sumiso todas tus habilidades previas no se adaptan a tu nueva situación, no... ¡desaparecen! El paso interdimensional tiene la facultad de convertir a los sumisos en seres indefensos y desvalidos, incapaces de hacer nada sin la guía y dirección de un Amo/Tutor. ¡Es aterrador!

   En los Dominantes, sin embargo, tiene el efecto contrario, ¡potencia la actividad neuronal! Los convierte en algún tipo de superDom. Al traspasar el portal, da igual como fueran en su contexto vainilla, ahora son fantásticos. Tienen la capacidad de comprender y guiar a los sumisos. Poseen un entendimiento de la psicología humana que para sí quisieran los psiquiatras. Por suerte, desde su altura, pueden permitirse tratar con condescendencia a los que deben aprender de ellos. No importa el desastre que pudieran ser antes, ahora empatizan, comprenden, son pacientes, conocen la historia y fundamentos del BDSM, manejan las prácticas. ¡Qué suerte tienen!

   No tengo muy claro aún, si el portal es bidireccional. Una vez atravesado, ¿hay vuelta atrás? ¿Se puede volver a recuperar el sentido común? Habrá que estudiar más al respecto. Leo a los que han cruzado el umbral hablar sobre relaciones más profundas, más sufrimiento, más entrega... y me quedo a cuadros... Lo cierto es que a mi el BDSM nunca me ha parecido tan distinto al mundo vainilla, lo veo simplemente como otro medio de expresión y comunicación entre personas. Debe ser que yo entré por la puerta de servicio.

sábado, 3 de diciembre de 2016

LA DISCIPLINA DEL PLACER

  Hace tiempo leí una explicación sobre la disciplina que me encantó. Venía a decir que era lo que marcaba la diferencia entre la consecución de los deseos a largo plazo y la satisfacción de los deseos inmediatos. Quiero comerme una tarta ahora pero quiero bajar de peso; quiero salir de cañas pero quiero aprobar unas oposiciones. Los deseos inmediatos son la tarta y salir con los amigos; los deseos a largo plazo son bajar de peso y aprobar. La disciplina es lo que nos hace mantenernos constantes en la dieta y el estudio y no sucumbir a la satisfacción momentánea. ¿Y qué tiene que ver esto con el BDSM, se preguntarán? Absolutamente todo.

   He leído en varias ocasiones que en BDSM sólo hay que hacer aquello que reporta placer y/o excitación. Es un modo de verlo y vivirlo, sin duda. Pero como todas las afirmaciones lapidarias peca de no poder aplicarse al 100% de las situaciones. Es una máxima estupenda si te dedicas exclusivamente a sesiones sin una mayor implicación; de hecho me parece lo ideal y recomendable. Pero hay muchas personas que viven el BDSM, y especialmente la Ds, desde una perspectiva más amplia. Esto conlleva que existan objetivos a largo plazo y, ¿qué se necesita para lograr estos objetivos? ¡Efectivamente, disciplina!

   Ahora bien, la disciplina va ligada a la paciencia, la constancia y el esfuerzo. A renunciar a la satisfacción inmediata y a cosas que nos gustan en aras de algo que deseamos aún más. Es un ejercicio de fuerza de voluntad en ocasiones difícil y hasta desagradable. Es necesario tener presente el objetivo final y confiar en nuestra capacidad de alcanzarlo. Implica cierto acto de fe en nuestras propias capacidades. Por tanto la disciplina en BDSM contradice la máxima de hacer sólo "aquello que produce placer y/o excitación sexual".

   El ejemplo más claro lo tenemos en la superación de los límites (sobra decir que me refiero a los límites blandos, los absolutos son intocables). Para ello es necesario salir de nuestra zona de confort y adentrarnos en algo que no nos produce placer ni excitación sino rechazo o incluso miedo. ¿Por qué lo hacemos? Porque el objetivo final si es placentero aunque los actos que nos conducirán hasta él no lo sean. Y no sólo ocurre con los límites. Imaginemos a alguien enamorado de las cuerdas y su arte. Antes de realizar esa suspensión invertida que vio y le fascinó, antes de alcanzar su objetivo de ser considerado un maestro de shibari, habrá pasado horas repitiendo tediosamente las figuras básicas y habrá dedicado su tiempo al estudio de la anatomía para saber como no dañar la inervación. Tiempo de estudio que habrá robado a satisfacciones inmediatas con la vista puesta en la consecución de su objetivo final.

   Podría poner más ejemplos pero a buen entendedor pocas palabras bastan y quien no quiera verlo de nada valdrá que le ponga cientos de ellos. Para mi es claro que el BDSM incluye actos no placenteros e incluso directamente desagradables, que aceptamos porque esperamos que nos reporten un bien mayor. Es algo común en nuestro día a día; planchamos la ropa aunque no apetezca porque nos gusta ir sin arrugas; soportamos el dolor de los tacones porque nos vemos más guapas; controlamos lo que comemos porque comer solo lo que apetezca afectaría a nuestra salud... Algunas acciones requieren una gran fuerza de voluntad, mucha disciplina; otras menos, pero todas necesitan alguna. Y en el BDSM ocurre igual.

   Se dice que el Amo enseña disciplina a su sumiso (indispensable que el Amo sea disciplinado, dicho sea de paso). Un sumiso que sólo hace lo que le reporta placer y/o excitación, es decir, satisfacción momentánea, ¿puede adquirir disciplina? Desde mi punto de vista no, pues le falta esa visión a largo plazo, el esfuerzo y la constancia. Cada vez más a menudo me siento extraña entre el gran colectivo. Yo hago también  (y recalco, "también") cosas que no me gustan o no disfruto en el momento. Será que siempre me ha gustado tener un ojo en el futuro.