martes, 8 de marzo de 2016

8 DE MARZO

   Hoy, 8 de marzo, se celebra el día de la mujer trabajadora, aunque, desde hace algunos años, muchos colectivos lo llaman simplemente "día de la mujer". Tiene lógica, ya que, salvo excepciones a las que la economía les permite dedicarse a la "vida contemplativa", todas las mujeres somos trabajadoras. Otra cosa es que ese trabajo sea reconocido y/o remunerado. Un gran porcentaje de mujeres, de hecho, somos trabajadoras por partida doble. Nuestra jornada laboral no termina al salir de nuestros "trabajos oficiales". Somos cocineras, limpiadoras, costureras, asistente de compras, ejercemos de psicólogas, de enfermeras, financieras, asesoras...

   ¿Pero de dónde surge esta celebración? Sus orígenes se remontan a poco más de un siglo atrás. La situación de las mujeres por aquel entonces era mucho peor y fue el movimiento que luchaba por conseguir el sufragio universal el promotor de este día, allá por 1910. Sin embargo no fue hasta 1977 (¡67 años después!) que la ONU proclamó oficialmente el 8 de marzo como "Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional". Asociación que lleva implícita la idea de que, para que haya paz, es necesaria la igualdad.

   Los Derechos (así, con mayúscula) de las mujeres siempre han ido renqueando detrás de los de los hombre. En muchos trabajos hay diferencias salariales, de responsabilidad y de reconocimiento. Para la mujer es difícil acceder a puestos de control y dirección y a trabajos tradicionalmente atribuidos a los hombres. Curiosamente ellos no tienen ese problema; se introducen en trabajos tradicionalmente asociados a las mujeres (cocina, costura, peluquería, maquillaje, enfermería...) y hasta alcanzan mayor prestigio que cuando lo hace una mujer. Queda mucho camino por andar desde aquellas sufragistas, a las que admiro profundamente, muchas desigualdades por solventar y, especialmente, mucho cambio de mentalidad por producirse.

   Ayer dos hechos me hicieron plantearme el tema del sexismo y la desigualdad. Leí una noticia en la que se explicaba como se iban a cambiar los semáforos para poner muñequitos con falda. Yo, ignorante de mi, pensaba que las mujeres podíamos llevar pantalones y pelo corto. Se ve que no, que solo debo identificarme con la melenita y la falda. Después de eso ojeando un catálogo vi que los pijamas de niñas eran todos rosa y con gatitos y princesitas, mientras los de niños eran colores oscuros llenos de super héroes. Si de verdad queremos igualdad, ¿no sería mejor ofertar todos los colores y diseños a ambos sexos en lugar de gastar recursos públicos cambiando los muñecos del semáforo? ¿O se supone que debo sentirme más valorada cruzando un calle por indicación de un monigote con falda, aunque tenga que ir casi obligatoriamente vestida de rosa?

   Y traigamos estas desigualdades al BDSM, que es nuestro campo. Igualdad es que se nos permita (¡qué nos permitamos nosotras mismas!) vivir nuestra vida y sexualidad como nos de la real gana. Somos Amas y somos sumisas; elegimos como llevar nuestra vida y no tenemos por qué avergonzarnos de que nos guste el sexo en sus muchas variantes. Si un hombre se acuesta con varias es un machote... si lo hace una mujer es una puta. ¡Ahí, con dos pares!. La mujer está más que capacitada para tomar las decisiones que considere oportunas sobre su vida. Si elegimos ser sumisas es nuestro derecho. No somos personas débiles que necesitamos la firme dirección de un hombre. No somos náufragos perdidos sin rumbo en busca de una brújula que nos guíe. Hay mujeres débiles de carácter, como no. Pero la mayoría de sumisas que conozco son mujeres fuertes, perfectamente capaces de cuidar de sí mismas y dirigir su vida. De salir adelante y llevar consigo a otros. Y si elegimos ceder ese control a otra persona es porque disfrutamos con ello y nos da la gana. Los Dominantes y los sumisos no nos están haciendo ningún favor. Es un quid pro quo. La sexualidad en la mujer no está al servicio del hombre, obtenemos placer con ellos, no como limosna suya. Incluso aunque elijamos someternos. De igual modo no todas las Dóminas son mujeres despechadas que odian a los hombres. Habrá alguna, por supuesto, pero generalizar así es una tremenda falta de respeto además de un pensamiento retrógrado, que no admite que una mujer pueda ser dominante.

   Y ya que estamos... ¿qué hay de los derechos de los hombres? Qué si, que está genial defender a las mujeres, pero sería más genial aún defender personas, independientemente de su sexo. Igualdad es eso, igualdad. No es poner a unos por encima de otros. Y, aunque los hombres estén por encima en demasiadas cosas, también están por debajo en otras. Tenemos una ley de violencia de género que solo contempla a los hombres como verdugos, nunca como víctimas. Cualquier mujer despechada y con mala intención puede arruinarle la vida a un hombre con las denuncias de maltrato. Este es un problema a tener muy en cuenta dada la peculiaridad de nuestras relaciones BDSM, ¿Son minoría los hombres maltratados y acusados injustamente de maltratadores? Pues si, comparados con las mujeres maltratadas son minoría... pero no por eso sus derechos deberían valer menos. Luchemos si, pero por todos, por las personas, no por los sexos.

   Personalmente es mi deseo que haya igualdad algún día, no solo en derechos, que nos cansamos de exigirlos, sino en deberes y obligaciones. Y, aunque sea políticamente incorrecto, para mi la igualdad no es que en un trabajo haya 50% hombres y 50% mujeres; igualdad es que tenga el puesto la persona más capacitada para él, independientemente de su sexo. Tendremos igualdad cuando ya no haya necesidad de pedirla; cuando estas celebraciones solo sean el recuerdo de hechos de un pasado histórico.

   Feliz día de la mujer, de todas aquellas sumisas, Dóminas y vainillas, que se esfuerzan por poder vivir su vida como quieran. Feliz día a los hombres, a los que trabajan por esa igualdad (que no superioridad de la mujer) y a los que se ven perjudicados por la discriminación positiva. Feliz día a todos, da igual su género, sus inclinaciones sexuales, su forma de vida. Sigamos trabajando porque no haya que celebrar estos días más que como conmemoración del esfuerzo unido de distintas personas.

1 comentario:

  1. --> ¿Son minoría los hombres maltratados y acusados injustamente de maltratadores? Pues si, comparados con las mujeres maltratadas son minoría.. <--

    No considero que los hombres maltratados sean minoría... simplemente callan más que las mujeres. Sirve con ir cualquier fin de semana a una discoteca, a un garito de copas, o por pleno Gran Vía, para darse cuenta de que la mujer, maltrata mucho más al hombre, que al contrario. Los insultan, los golpean, e incluso los escupen si hace falta delante de cualquiera, provocando y menospreciando en plena calle. El problema, es que se defiende demasiado a la mujer con comentarios del tipo "él la provocó, estaba nerviosa, borracha o perdió los nervios" como comentarios justificativos de las acciones de estas.

    Como bien dices, maltrato es maltrato y violencia es violencia, sea hacia el lado que sea, y sea cual sea la situación que lleve a ello.

    La mujer, por el tema de la igualdad de las mujeres, en estos momentos, mal que les pese a muchos, tiene muchos más privilegios que el hombre. En los trabajos, incluso muchas veces los salarios de la mujer son más altos. A la hora de trabajar, ninguna se queja de en almacenes por ejemplo, en la parte de manipulados sin ir más lejos, casi siempre contraten mujeres y no hombres. Las tiendas de ropa, o contratan mujeres en su mayoría, o contratan hombres gays. Y eso no es por machismo y querer ver cachita en una mujer, es simplemente porque hoy día, en muchos sitios, el hombre hetero está a un lado.

    Igualdad tampoco es que en un divorcio donde hay niños de por medio, sea la mujer casi siempre la que se queda con el piso, el niño, y el hombre quien paga. Pero de eso tampoco interesa quejarse, al menos no a la mujer que quiere esa "igualdad".

    Yo sinceramente, aunque entiendo que hace años se luchó por tener lo que hoy se tiene en muchos casos, a día de hoy esas quejas que siguen existiendo y esa "no igualdad" no la veo tal. En todo caso, la no igualdad está del hombre a la mujer, no de la mujer al hombre.

    Que el pijama de la niña sea rosa y el de el niño azul, es lo de menos, existen cosas mucho más importantes y que sí afectan de forma negativa a hombres o mujeres según el caso. El color de la ropa a fin de cuentas... es como cada uno quiera vestirse o vestir a otros.

    Saludos,
    queka

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