jueves, 27 de agosto de 2015

JUZGANDO A LOS QUE JUZGAN

Juzgar:

1. Dicho de la persona que tiene autoridad para ello: Deliberar acerca de la culpabilidad de alguien, o de la razón que le asiste en un asunto, y sentenciar lo procedente.

2. Formar opinión sobre algo o alguien.


3. Afirmar, previa la comparación de dos o más ideas, las relaciones que existen entre ellas.



Opinión:

1. Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable.

2. Fama o concepto en que se tiene a alguien o algo.


   Como no soy juez, voy a obviar la primera acepción de “juzgar” y me quedaré con las otras dos, aplicables al resto de los mortales.

  Creo que suelo tener bastante paciencia, pero hay días en las que ésta parece haberse ido de vacaciones y me irrita eso de ser “políticamente correcto”. No paro de leer y de oír que no se debe juzgar a los demás. Y la verdad es que me cansa tanta hipócrita corrección. Yo juzgo. A todos, a todo, a todas horas. Tengo unos principios, forjados sobre la base de mis experiencias personales, mis vivencias, mi cultura, mis conocimientos, mis aciertos y mis errores, y, aunque no siempre lo consiga, intento vivir conforme a ellos. Tengo mis ideas, mis creencias, mi escala de valores y el mundo que me rodea se me presenta bajo su enfoque. Me gusta reflexionar sobre distintos temas, darle vueltas, analizarlos, desmenuzarlos. No quiero conformarme con lo que me digan que debo pensar y creer. Tomo mis decisiones según lo que opine y opinar es juzgar. La RAE lo deja bien claro.

   Juzgo el tomate en la frutería para ver si me parece adecuado para comprarlo, ¿está verde o maduro? ¿es el tamaño adecuado? ¿hay buena relación calidad-precio?. Juzgo el camino que tomo, ¿voy por la derecha o por la izquierda?, la calle de la derecha tiene más sombra pero la de la izquierda está más concurrida. Juzgo lo que leo y me formo una opinión sobre cómo está escrito, sobre su objetividad, sobre su corrección. Y si, juzgo a las personas. Es algo que hago incluso de manera inconsciente y que empieza desde el segundo 1 de contacto. Me formo una opinión sobre aquellos con los que me relaciono, basada en multitud de pequeños detalles. A veces esa opinión perdura en el tiempo y a veces se va modificando. A veces reconozco que me equivoqué y otras esa primera impresión fue la acertada.

   Hay juicios precipitados y hay otros que son fruto de la observación y la experiencia. Pero siempre existe alguno. Por eso cuando escucho aquello de que “no se debe juzgar” me imagino en plan ameba (con todo mi respeto para las amebas), desconectando todas mis conexiones neuronales, bloqueando toda la información que me llega y tratando de mantener la mente en blanco para no formarme la menor idea ni opinión... Sinceramente, soy incapaz de hacerlo. Es más, no quiero hacerlo. Quiero opinar, juzgar, para que mis decisiones se tomen con algún criterio y no sean meros actos de azar.

  Juzgo las prácticas BDSM, de ese modo veo si valen para mi, ¿que me aportan?, ¿que riesgo tienen?, ¿atentan contra mi escala de valores? Cuando leo los grupos y blogs de BDSM juzgo lo que han escrito, ¿qué criterio han usado?, ¿cómo de subjetivos son?, ¿hablan de oídas o son experiencias personales? Y, evidentemente, juzgo a las personas, ¿me gusta lo que dice, opino igual?, ¿son educados, respetuosos, tolerantes o por el contrario son agresivos, insultan y desprecian?, ¿es alguien a quién podría respetar?, ¿alguien que me gustaría como amigo?, ¿me hace bien o mal?

   ¿Por qué elegimos a este Dominante y no al de al lado? ¿Por qué esta sumisa nos parece mejor que aquella otra? Porque, basándonos en lo que sabemos, hemos opinado, hemos juzgado, que lo que tienen que ofrecernos, lo que nos hace sentir, es lo que deseamos.

  “No tienes derecho a juzgar lo que otros hacen”. ¡Pues claro que lo tengo! Tengo libertad para pensar lo que quiera y formarme mis propias opiniones. Así que, para mi, esa frase está mal formulada. Desde mi punto de vista sería más correcto decir, “no tienes derecho a condenar lo que otros hacen”. Y ahí si que les doy la razón. No es lo mismo juzgar que condenar. Dice la RAE en su tercera acepción que “condenar” es reprobar una doctrina, unos hechos, una conducta, etc., que se tienen por malos y perniciosos. Que algo sea malo y pernicioso puede ser muy subjetivo y, aunque lo sea de modo objetivo, nunca podemos estar seguros de conocer todas las circunstancias que llevan a la persona a ello. Nuestra opinión, nuestro juicio, es solo nuestro; no tiene por qué ser válido para otros. Y, puesto que no somos jueces, carecemos del derecho a condenar a nadie.


Por tanto, no me avergüenzo de decirlo, yo juzgo. Lo que no hago es condenar.

martes, 25 de agosto de 2015

BLOQUEANDO LA CONCIENCIA

   Una de las lecciones que aprendí hace tiempo es que esconder las cosas no hace que desaparezcan. En este medio es muy fácil bloquear a alguien y la mayoría de las veces es porque nos incomoda lo que dice. Pero, ¿a qué se debe esa incomodidad? Puede que sea alguien pesado que nos llena el muro de juegos o fotos; alguien maleducado, que insulta, que ofende, que ataca; alguien con quién hemos discutido en la vida real y que queremos alejar de nuestras vidas... o alguien que nos dice las verdades, que nos hace ver nuestra ignorancia, nuestra tozudez, nuestras equivocaciones... y a pocos les gusta que les digan que están equivocados o que están haciendo algo mal.

   Voy a centrarme en este último motivo.

   Como "ojos que no ven, corazón que no siente", lo fácil es recurrir al botón de bloqueo y dejar de ver esos mensajes que nos incomodan. Así se puede seguir actuando del mismo modo. Y si doce personas nos dicen que algo está mal, doce personas a las que bloqueamos, ¿qué sabrán ellos? ¡Lo que cuesta plantearse que igual somos nosotros los equivocados y no esas doce personas que están diciendo lo mismo! Aunque, ¿realmente cuesta tanto? 

   Bloquear a alguien porque nos incomoda lo que nos dice implica que le damos cierto grado de credibilidad a sus palabras. Si nos perturba es porque, aunque sea de modo inconsciente, admitimos que hay algo de verdad en lo que dice. Cuando no me importa ni me interesa lo que otra persona dice de mi, simplemente le ignoro, a veces incluso me provoca una sonrisa ver sus vanos esfuerzos. No necesito bloquearlo porque sus palabras son vacías para mi. Sin embargo, la mayoría de los que bloquean al sentirse cuestionados lo hacen porque se han quedado sin argumentos. Al no saber como defender sus posturas optan por una retirada digna... o lo que ellos creen que es digna, a mi me parece una pataleta infantil. Que te cuestionen puede llevar a que te autocuestiones y, en ocasiones, no nos gusta lo que descubrimos y no estamos dispuestos a reconocerlo.

   La exceso de vanidad es un gran defecto que nos lleva a cometer errores. Como en casi todo, la virtud está en el punto medio. El equilibrio entre vanidad y humildad, si bien es difícil de conseguir, es lo que nos permite defender nuestras posturas y admitir cuando nos equivocamos. Veo discusiones que se alargan hasta el infinito no solo porque nadie quiere dar su brazo a torcer, sino porque pretendemos que el contrario piense igual que nosotros. Si se está seguro de las propias convicciones, de los propios actos, se defienden con argumentos y, si la otra persona no lo comprende, se deja en tablas y ya está. Bloquear en estos casos (ojo, repito lo que dije al principio, no estoy hablando de quien cae en los insultos gratuitos) solo demuestra la incapacidad para argumentar nuestras posturas y la debilidad de nuestras convicciones. No es una salida digna, es una huida en toda regla y solo demuestra que el problema lo tiene quien lee, no quien escribe. 

   Dedicado a todos aquellos que bloquean pero siguen leyendo con otros perfiles.

viernes, 21 de agosto de 2015

PODEROSO DOMINANTE ES DON DINERO

   Casi todos los relatos BDSM están ambientados en un marco idílico, donde el Amo satisface sin esfuerzo las necesidades materiales de la sumisa y ésta solo debe preocuparse por hacerle feliz. Sin embargo, la realidad de la mayoría de los que practicamos este estilo de vida dista mucho de estas perfectas imágenes. 

   No se vosotros, pero una servidora tiene que trabajar para vivir. Tengo la inmensa suerte de disfrutar con mi trabajo; me gusta, me hace sentir útil y realizada. Sí, como leéis, soy una sumisa pésima y no me basta solo con servir al Amo para sentirme realizada como persona. Pero, no nos engañemos, si odiara mi trabajo daría igual, tendría que ir cada día porque necesito la nómina a final de mes. 

  En los mil y un manuales del perfecto Amo que circulan por internet se dice que éste es el responsable del cuidado y bienestar de su sumisa. Que se sienta querida, valorada, comprendida... pero centrémonos en la parte materialista del asunto. Sí, de acuerdo, resulta muy vulgar hablar de dinero; sin embargo es un tema presente en casi todos los aspectos de nuestras vidas. Así que hoy me apetecía dejar de lado el misticismo y reflexionar sobre lo material. 

  Para tener una relación D/s solo hace falta alguien que domine y alguien que se someta. Nada más. El Dominante es el que lleva el control (mucho habría que decir sobre quién lo tiene en realidad, pero esa es otra historia) no obstante, en la sociedad capitalista, ese control va muy ligado a la solvencia económica. Entre la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral y la crisis que llevamos años arrastrando, no es raro encontrar situaciones en las que sea la sumisa quién tenga que mantener al Dominante. Quizás eso no suponga ningún problema durante cortos períodos de tiempo o si se es aficionado a la sumisión financiera. Pero, ¿y a largo plazo? 

  Yo siempre he sido partidaria de compartir gastos. No me gusta aprovecharme de nadie y disfruto tanto de invitar como de ser invitada; y más de hacer regalos que de recibirlos. Pero, siendo honesta conmigo misma, en una relación D/s no me gustaría tener que correr yo con todos los gastos en un período largo de tiempo. Afectaría a mi visión de quién tiene el control. Me imagino al Dom pidiendo dinero a la sum para comprar cuerdas, preguntando si pueden ir a pasar un fin de semana fuera, diciendo a la sumi que es ella la que tiene que desplazarse y pagar el hotel... Si el Dom está condicionado por lo que la sum pueda (o quiera) pagar es difícil creer que controla la relación. 

  El sentimiento de entrega y de dominación es algo intangible, algo que no necesita más que de la correspondencia del contrario, cierto. O al menos es así una vez establecido el vínculo. Pero no solo de pan vive el hombre... Hace tiempo me dijo una amiga: "cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana". Me pareció una afirmación muy deprimente aunque, visto fríamente, es innegable que los problemas económicos condicionan el estado de ánimo y afectan a las relaciones. Si el Dom está pensando que no puede pagar la hipoteca no creo que esté muy receptivo a otros asuntos. 

  ¿Qué pensáis al respecto? En una relación D/s sin sumisión financiera... ¿Creéis que un Dom puede mantener un completo control de la situación dependiendo económicamente de la sumisa?

miércoles, 19 de agosto de 2015

¿SS?C

  Un día de estos voy a contar cuantas veces al día leo la palabra consenso en los grupos de BDSM donde participo. ¡Ojalá me dieran un céntimo por cada una que veo! Creo que ya hasta se consensúa el consenso.

  Parece que, mientras sea consensuado, todo vale. ¿Quiénes somos nosotros para opinar sobre ninguna práctica si los participantes lo han consensuado?

  A mediados del 2000, Armin Meiwes colgó un anuncio en internet donde convocaba a “hombres jóvenes y robustos, de entre 18 y 30 años, para ser devorados”. En marzo de 2001, Bernd Juergen Brandes, un ingeniero berlinés, respondió al anuncio. El 10 de marzo, tras grabar un vídeo donde dejaban claro el consenso entre ambos, cortaron el pene de Brandes y se lo comieron juntos, dejando constancia videográfica del hecho. Diez horas después, tras desmayarse por la pérdida de sangre, los somníferos y el alcohol, Meiwes degolló y descuartizó el cadáver del ingeniero, congelando la carne y comiéndosela durante las siguientes semanas. Los huesos fueron enterrados en su jardín. Tras su detención en 2002, los psicólogos determinaron que Meiwes se hallaba en plena posesión de sus facultades mentales. Él alegó en su defensa que todo había sido totalmente consensuado, hasta el punto que, previamente, había descartado a otros candidatos por las dudas que estos mostraron. Explicó que su principal motivación había sido satisfacer sus instintos sexuales.
El caso generó gran polémica en los medios pero se ve que el consenso no convenció al juez y Meiwes fue condenado a cadena perpetua. No es el único caso, aunque quizás si el más extremo.


  El acrónimo SSC no se definió a la ligera, sino fruto de reflexiones, charlas, experiencias... Fue algo meditado y trabajado. A la vista de la realidad actual, David Stein y sus compañeros podrían haberse ahorrado tiempo y esfuerzos y eliminar las dos S. A día de hoy, muchos esgrimen el consenso como justificación para cualquier práctica, olvidando o ignorando oportunamente, que el consenso va unido a la seguridad y a la sensatez. Las tres cosas son indivisibles. Da igual que sea consensuado si no cumple los otros requisitos. Pero ojo, que sea SSC tampoco justifica cualquier práctica. No todo lo que es SSC es BDSM. Valga como ejemplo de lo que digo el tristemente famoso caso del “caníbal de Rotemburgo”. ¿Fue consensuado? Si. ¿Fue sensato? Desde el punto de vista de los implicados parece ser que si. ¿Fue seguro? Ellos consideraban que si, pues se aseguraron de que no sintiera dolor ni sufriera.

  El objetivo del SSC era distinguir los malos tratos de las prácticas BDSM. Es una guía, una orientación, no pretende ser un dogma de fe. Muchos recitan el SSC como si de un catecismo se tratara. No niego que es una guía excelente, pero no es la definición del BDSM. Esta noche me apetece salir a cenar con una amiga; ¿es seguro?, todo lo seguro que puede ser salir a la calle y comer; ¿es sensato?, me lo puedo permitir económicamente y tengo la necesidad biológica de ingerir alimentos, así que diría que sí; ¿es consensuado?, a mi amiga le parece una buena idea y libremente decide acompañarme... ¿es BDSM? Pues que quéreis que os diga... no, no lo es.
El SSC en un comienzo, una buena base, pero no lo es todo. No es la panacea, no es la respuesta a todos los enigmas del universo. Demos a las cosas el valor que tienen, ni más ni menos.


Para concluir, permitidme compartir una cita de Jay Wiseman sobre el uso del SSC; espero que sirva para reflexionar sobre este asunto:

La popularidad comprensible del eslogan tiene un lado negativo, sin embargo. Aquellos neófitos con pocas raíces (o ninguna) en la lucha por sacar al S/M de las sombras, tienden a aplicar el eslogan en una forma simplista, incluso usándolo como vara para golpear a todo el que no practique su estilo de vida o sostenga puntos de vista que los ofenda por hache o por be. La implicación de que todo lo que sea seguro, sensato, y consensuado es bueno, y todo lo que no lo sea, es malo, está muy alejada de nuestro propósito allá por 1987.”

lunes, 17 de agosto de 2015

GOR vs BDSM

  BDSM; no conozco otras cuatro siglas que contengan tantísimas prácticas y tan diversas entre sí. Con tanta variedad, la consecuencia lógica es que sintamos mayor afinidad con algunas y tremenda aversión o indeferencia hacia otras. He encontrado una, sin embargo, que no suele dejar indiferente sino que provoca sentimientos extremos; o te parece hermosa o una aberración. Hablo de la filosofía goreana. Mucho se ha escrito sobre ella, más se ha hablado y más aún se ha inventado. La finalidad de este artículo es aclarar conceptos y explicar en qué consiste a aquellos que la desconozcan. Vaya por delante la afirmación de que el presente escrito no deja de ser una apreciación personal. Aunque trataré de desarrollar el tema con la mayor objetividad posible, no pretendo que sea una verdad absoluta, pero si un punto de partida para la reflexión individual.

 ¿Qué es Gor? 

  Las Crónicas de Gor están compuestas por una serie de libros escritos por el profesor de filosofía John Frederick Lange Jr (1931), bajo el pseudónimo de John Norman. Cuenta en su bibliografía con textos de antropología y psicología, además de un curioso manual sexual titulado “Imaginative Sex”. Pero sin duda su notoriedad proviene de la saga Gor, que vio la luz por primera vez en el año 1966 con “Tarnsmans of Gor”; el primero de una larga serie de más de treinta libros. Ambientados en la Contratierra (o Gor), presentan una sociedad que bebe directamente de las antiguas culturas terráqueas; la antigua Roma, la cultura Nórdica, los nativos americanos... con clara influencia de unos grupos sociales cuya organización política simula las antiguas ciudades-estados medievales. La obra de Norman; inspirada originalmente en las novelas de John Carter of Mars, de Edgar Rice Burroughs, está claramente influenciada por una mentalidad nietzcheana y darwinista, donde la premisa “solo los fuertes sobreviven” está a la orden del día y la debilidad es despreciada. A lo largo de los libros, se pierde en largas disertaciones sobre la sociedad, el honor, la moralidad... en ocasiones de modo repetitivo. El éxito de los libros (se les calculan unas ventas de entre 6 a 12 millones de ejemplares) sin embargo no se debe a su calidad literaria (desde mi punto de vista, escasa), sino al mundo que recrea y, especialmente, a su filosofía. 

 La sociedad goreana.

  Gor es un mundo dominado por hombres, dónde las mujeres se encuentran sometidas a éstos. A primera vista resulta cruel, injusto, déspota y misógino. Sin embargo, cuando se profundiza en él, la realidad se muestra bien distinta. El hombre goreano es orgulloso y fuerte, con un elevadísimo sentido del honor. Entre las páginas de la saga encontramos numerosas lecciones de compañerismo, valentía y superación personal. Son dominantes de un modo innato, pero también educacional. Respetan la fortaleza y desprecian la debilidad. 
  La mujer goreana, en general, vive sometida al dominio de los hombres, incluso si se trata de una mujer libre. Este dominio, sin embargo, va cargado de un fuerte sentimiento de responsabilidad hacia ellas. Las mujeres libres son muy respetadas por los hombres, que ven como su obligación lógica protegerlas y cuidarlas. Suelen mostrarse altaneras aunque, según Norman, todas en su fuero interno desearía llevar un collar para mostrar su verdadera esencia. Existen no obstante excepciones, ciudades gobernadas por mujeres libres, ciudadanas que ostentan cargos de poder. Norman no dice que el hombre sea superior a la mujer (algo que alegan los detractores de Gor), salvo en el aspeto físico; son, simplemente, distintos.
  La esclava goreana, llamada kajira, se asemeja a las esclavas de la antigua Roma. No tienen consideración de persona, son una propiedad, sin ningún tipo de derecho. Por no poseer, ni siquiera son dueñas de su nombre. Se ocupan de todas las labores prácticas de la vida diaria además de proporcionar el desahogo sexual a sus dueños. Una kajira, es esclava para cualquier persona libre. Se exige de ella una obediencia absoluta y total discrección; la esclava siempre estará presente y dispuesta para servir a los libres pero, cuando no se la necesita, no se hace notar. Existen distintos tipos de esclava, según las ocupaciones principales a las que se dediquen, pero todas, sin excepción, pueden y deben realizar cualquier mandato que provenga de una persona libre. En su esclavitud y su servicio, la esclava es tanto o más orgullosa que la mujer libre. Una vez encontrado el placer en su condición, tienden a lograr la excelencia en sus actos. 

 Gor en internet

 Cualquier historia de ciencia-ficción cuenta con seguidores que juegan a rol recreando las escenas de los libros. Gor no es una excepción; con la particularidad de la fuerte carga sexual y de su afinidad con el bdsm. La presencia de Gor en Second Life se ha extendido rápidamente. La oportunidad que brinda SL para recrear de modo visual el mundo goreano, es el caldo de cultivo ideal para atraer a miles de fans de los libros. Gran parte de ellos no son afines al bdsm sino simple jugadores de rol. A pesar de que Norman nunca se ha vinculado a este fenómeno, circulan por internet numerosos manuales de comportamiento goreano. Algunas de estas normas proceden de los libros pero otras muchas (por desgracia cada vez más) son meras invenciones que, de tan repetidas y difundidas, se acaban dando por ciertas. Gran número de jugadores de rol no han leído ni un solo libro y basan sus conocimientos en lo que otros hacen o repiten. De ahí que existan rituales totalmente inventados e incluso un idioma propio (en los libros aparecen palabras sueltas, pero nada que pueda conducir a recrear el idioma goreano). Lo mismo cabría decir de los chats goreanos; aunque en ellos es más fácil encontrar practicantes de bdsm. 
   En general, el Amo Goreano tiene bastante mala fama y suele estar mal visto entre los practicantes de bdsm; sin embargo, no ocurre lo mismo con las kajirae. Èstas suelen estar bien valoradas precisamente por esa filosofía de entrega absoluta y de servicio de la que hacen gala. 

 El Gorean Lifestyle 

  En Gor la esclavitud es algo impuesto. Por fortuna en estos tiempos (al menos en la mayoría de países) la esclavitud es ilegal. Todos los que eligen adopar este estilo de vida lo hacen libre y conscientemente. Los que siguen la filosofía goreana no son una excepción. Los principales detractores de Gor acusan a los goreanos de machismo y de obligar a las mujeres a someterse. Nada más lejos de la realidad. La filosofía goreana, como ya se dijo, enaltece valores como el honor, el compañerismo, el respeto, la fidelidad y la lealtad. Un dominante que adopte el estilo de vida goreano, tenderá a desarrollar esos principios, independientemente de que posea o no una esclava. El dominante goreano no necesita a una kajira para ser quién es. Es parte de su personalidad y es una opción de vida. 
  Los tres pilares de la sociedad goreana son la Piedra del Hogar, las Castas y el Orden Natural; lo que, traducido a nuestra realidad, equivaldría al Hogar, el Trabajo y el Orden Social. El goreano buscará alcanzar la excelencia en los tres campos ya que su honor depende de ello. Esto es lo que significa seguir este lifestyle. No se trata de tener kajirae, ni de recrear ceremonias, ni de conocer la fauna que aparece en los libros. No. Este es el principio que da sentido a todo aquél que quiera seguir la filosofía goreana y no jugar a recrear un mundo. Podemos resumirlo en una sóla palabra. HONOR. Honor supone ser honestos con nosotros mismos, con nuestra propia naturaleza; honor es cumplir los propios deberes respecto al prójimo y uno mismo; honor es honrar los tres pilares (hogar, trabajo y orden social); honor es ser íntegro; honor es dominarse a uno mismo... El auténtico lifestyle, no los juegos de rol, marca unas guías de vida que permite hacer las elecciones que lleven a la consecución de ese HONOR. 
  Ser un Amo goreano significa seguir estos principios. No significa poseer una kajira. Hay seguidores del lifestyle que nunca la han tenido e incluso que no la quieren. Para aquellos que si poseen kajira, es su obligación y deber ser guía, maestro, protector. Debe ayudar a la kajira a mostrar su verdadera naturaleza, a buscar la excelencia en la obediencia y el placer. 
  Kajira significa esclava en goreano. Por tanto una kajira es una esclava poseída por un Amo goreano. Así de simple. Si no se tiene un Amo goreano se podrá ser esclava, pero no kajira. Ser kajira no convierte a nadie en mejor o peor, solo en seguidora de una filosofía. Las kajirae deben respeto a todas las personas libres, sean o no su Am@, sean o no seguidores del lifestyle, sepan o no lo que son las relaciones D/s. Su comportamiento debe ser exquisito. Ojo, he dicho respeto, no sumisión. Ser kajira en la vida real no implica someterse al primero que llega proclamándose Amo. La kajira elige a quién se entrega, aunque se comporte de manera educada y respetuosa con todo el mundo. 

 Gor en España 

  Si bien los libros son relativamente conocidos (de hecho se están reeditando en la actualidad) el lifestyle goreano no está en absoluto extendido en España. La mayoría de los autoproclamados goreanos son simplemente jugadores de rol o practicantes del BDSM que incorporan algunos rituales goreanos. Pero eso no es seguir el lifestyle. Son precisamente estos jugadores de rol los que crean la mala fama que tiene Gor entre los profanos en la materia (ellos mismos son profanos que, en su gran mayoría, ni siquiera han leído un libro). En EEUU sin embargo si que está más extendido y es posible encontrar grupos de seguidores que viven su vida bajo los preceptos del estilo de vida goreano. Por desgracia hay que recurrir a los grupos anglo para obtener información fiable y no meros juegos de rol. 

 Gor vs BDSM 

  Y llegamos al quid de la cuestión. ¿Es Gor parte del BDSM? Los mismos seguidores del lifestyle (yo no considero auténticos goreanos a los que dedican a jugar al rol, igual que no considero un elfo al que juega a “el señor de los anillos”) no terminan de ponerse de acuerdo con esta pregunta. John Norman dejó claro que no, afirmando que no sabe nada del bdsm y que en absoluto tenía esa intención al escribir los libros. Los estudiosos de la filosofía goreana si que tienen clara la respuesta, que yo comparto. No. Gor no es parte del BDSM... pero el BDSM puede ser parte de Gor. Nada impide al goreano, mientras siga los preceptos del lifestyle, incorporar otras prácticas. Un goreano puede practicar bdsm al igual que puede practicar la pesca con mosca. Ser goreano no es tener un tipo de sexualidad alternativa. Ser goreano es seguir un estilo de vida, como quién sigue el estilo de vida vegano o el que decide guiarse por los principios del budismo. Obviamente, el goreano también disfruta del sexo y lo hace como él quiera. El hecho de que el goreano tenga kajira y que ésta sirva y se someta a su Amo es lo que lleva a confundir Gor con BDSM. Pero ésto es sólo circunstancial. Todo se resume en una frase: “Goreano es lo que eres, BDSM es lo que practicas” 

 Para terminar

 Hay mucho oscurantismo alrededor de Gor, muchas falsas ideas y errores comunes. Espero que este breve artículo haya contribuido a espantar algunos de los fantasmas que rodean Gor y lo hayan encontrado interesante. Solo son unas pinceladas, es posible profundizar muchísimo más y, si bien no me considero en absoluto una experta y sigo aprendiendo cada día, quedo a disposición de quién tenga interés en ampliar conocimientos. 

I wish You well

domingo, 16 de agosto de 2015

DE REFORMA TEMPORAL

Siendo objetivos y honestos habría que admitir que todos somos sumisos en alguna ocasión. No importa cual sea nuestro rol, las circunstancias que nos rodean imponen el modo en que debemos comportarnos. Todos nos sometemos, como mínimo, a los dictados de la ley y a las normas que marcan los colectivos sociales de los que queremos formar parte. En nuestra vida diaria hay, por tanto, muchísimas cosas que no podemos decidir; pero hay algo que nadie puede quitarnos, la libertad de pensamiento. Esa es exclusivamente nuestra. Otra historia es la libertad de expresión. Esa la tenemos en teoría pero, en la práctica no siempre es así. Las palabras pueden ser incómodas y hay quién, por no soportar oírlas, intenta callarlas. Como escribí en el post de presentación, decidí abrir este blog para expresar todos mis pensamientos, mis ideas, mis reflexiones... Puede que sea sumisa con quién despierta esos sentimientos en mi, pero eso no significa que someta mis ideas a nadie. Tengo mi propia escala de valores, mis principios, mis prioridades, mis gustos... e intento permanecer fiel a ellos. Cuando expreso mis opiniones no tengo en cuenta lo políticamente correcto ni le bailo el agua a nadie. Intento ser educada y respetuosa, pero me da igual si tengo que llevar la contraria a un Dominante. Por desgracia siempre hay personas incapaces de ver las opiniones opuestas a las suyas como un reto, como una oportunidad de aprender, de dialogar, de argumentar... En lugar de eso se sienten amenazados, cuestionados, insultados u ofendidos ¡a saber por qué! Quizás se sientan incapaces de argumentar, quizás les avergüence descubrir que se han puesto en evidencia o constatar su ignorancia... No se los motivos, solo que, ante estas situaciones, recurren al camino más fácil, intentar acallar las voces que les incomodan. Y en esas estamos. El Gran Hermano Caralibro anda a vueltas con mi perfil, gracias al "desinteresado" interés de algún anónimo admirador. Cierto que hay personas con aficiones raras pero ¡cuánto esfuerzo malgastado! Esta situación no deja de ser un pequeño inconveniente; molesto pero insignificante. Si algo caracteriza a las "sumisas de bandera" que admiro es la tenacidad y la constancia. ¡No voy a ser menos! Voleré de un modo u otro a los grupos de debate y seguiré expresándome es este blog, mi espacio personal e inviolable. Gracias a aquellos que me apoyan y, especialmente, a aquellos que consideran que es mejor que me calle... algo debo estar haciendo bien.

viernes, 14 de agosto de 2015

LA SUMISIÓN DE LOS PEQUEÑOS GESTOS

  Me gusta ver cosas hermosas; contemplarlas, disfrutar de su armonía y de las sensaciones que transmiten. Hay fotografías de estudio de temática BDSM que son auténticas obras de arte. Llenas de belleza, sin duda un placer para la vista. En ellas se ven “sumisas” (modelos) contorsionándose en posturas imposibles del shibari; mostrando las perfectas líneas de sus cuerpos, desnudos o aprisionados en esos maravillosos corsets que tanto estilizan; sirviendo al “Amo” (modelo) desde la altura de sus interminables tacones de aguja; adoptando posturas humildes para ser azotadas de mil y una formas distintas... Me encantan, de verdad. No las fotos burdas de un dominante mostrando su virilidad, sino las obras de arte de estudio, dignas de estar en una galería fotográfica... Pero luego pienso en qué significa la sumisión para mí y llego a la conclusión de que ninguna de esas maravillas me representan.

 Es una delicia sentirse atada, ser la percha para esos intrincados nudos que se clavan, excitan, marcan... ¡Y qué decir de los azotes! Estar a merced de alguien a quien cedes el poder de hacer con tu cuerpo lo que te plazca... O lucir esas joyas de ropa fetish que tanto favorecen... Me gustan todas estas cosas y muchas más... Pero no, ninguna de ellas me definen como sumisa. Todo ésto, para mí, no dejan de ser “juegos” dentro de la relación; contribuyen a crear ambiente, a dar y recibir placer, pero mi sumisión sería igual sin ellos (bueno, quizás menos divertida ;) ).

  No me define como sumisa el número de azotes que soporto, tampoco mi lista de límites o mi destreza en según que prácticas. La parte física es placentera y deseable, pero lo que me marca es la parte mental. La sumisión para mí no depende de las aptitudes, esas se desarrollan con el tiempo y la práctica. No. Lo que realmente me importa es la actitud. Y esa, intento demostrarla y vivirla en los pequeños detalles. Esos que pasan desapercibidos a la mayoría; esos que pertenecen solo a la pareja, que demuestran conocimiento, confianza, complicidad... Ese anticiparse a los deseos del Amo; sorprenderle con cualquier detalle que sabes que le gusta; mostrar sumisión en las rutinas diarias, cocinando sus platos preferidos, asegurándote que su copa esté siempre llena, no interrumpiéndole cuando habla, ¡dejándole la última cucharada del postre!, hablando sin imponer tu criterio, pidiendo sin usar imperativos (no es lo mismo “vamos al cine” que “¿te apetecería ir al cine?”), dejándole el mejor cojín del sofá, calentando su lado de la cama en invierno... ¡Hay mil detalles! En realidad, según mi modo de verlo, la sumisión y la Dominación son, en objetivos, iguales. Ambas deben buscar la felicidad del otro, cada una con las “armas” propias de su rol. No me define estar de rodillas o ser azotada; lo que quiero, lo que intento que me defina como sumisa, es la búsqueda de la felicidad de la persona a la que me entrego. Persona, por otra parte, que a su vez busca la mía.


  Nunca me he sentido más sumisa que cuando no he querido serlo. Cuando todo es bonito, no hay problemas, la relación fluye, estás disfrutando... ¡qué fácil es! Pero las cosas se tuercen, se discute, los problemas del día a día agobian, el collar pesa y solo quieres arrojarlo lejos... y, sin embargo, ahí sigues. Muestras tu sumisión aunque en ese momento desearías darle una patada. Haces honor a tu compromiso y hablas, hablas y hablas con tu Amo para reconducir la situación. Y cuando las cosas comienzan a fluir de nuevo, entonces te das cuenta de que ahí está el secreto para que funcione. En dejar de lado el egoísmo y pensar en el otro (ambas partes). En cuidar los detalles, los que no se ven, los que no se cuantifican, los que pasan desapercibidos, los que más cuestan, los que más valen, en definitiva... los que marcan la diferencia.

miércoles, 12 de agosto de 2015

¿DOMINANTES?

  Circulan por internet interminables listas sobre las actitudes que debe tener un Dominante y hay para todos los gustos: paciente, honesto, sensible, comprensivo, empático, serio, divertido, firme, elegante, esticto... Pero, curiosamente, hay una actitud que no suele aparecer en estos listados. Es la que, para mi, marca la diferencia. Esa rara actitud es... ¡dominante!

  Aunque parece obvio, es una de las características que suelo echar en falta. Y es que la dominación comienza por uno mismo. No se puede dominar a otra persona si antes no se tiene el dominio de sí mismo. Este dominio implica conocerse bien, ser conscientes de tus puntos fuertes y de los débiles, ser honestos sobre lo que no se sabe, aprender a manejar las propias emociones en lugar de dejarse dominar por ellas. Y eso me lleva al motivo de este post: el ego de los dominantes (si, con minúscula).

  No es raro esperar en un Dominante un ego ligeramente elevado, para mi es incluso deseable (siempre que mantengan los pies en el suelo), pero veo a muchos que tienen un terrible problema de ego. No, no me refiero a exceso de ego, sino a todo lo contrario. El egocentrismo de los dominantes a menudo va acompañado de fragilidad en su ego. Al no se capaces de dominarse a si mismos, su ego depende de la opinión de los demás, necesitan del aplauso y la admiración de otros para darse valor. Por eso la más pequeña crítica o diferencia de opinión les hace tambalearse.

  Pondré un par de ejemplos que me han ocurrido recientemente. En un grupo, dije a un dom que su comentario no tenía relación alguna con el tema que se estaba tratando y él, inmediatamente, me bloqueó. En otro grupo, dije a uno de los administradores que sería bueno que añadiera la fuente de los artículos que copiaba, como consecuencia me expulsó de todos sus grupos. Seguro que la mayoría de las sumisas, cuando no le hemos dado la razón a algún dominante, hemos recibido la manida respuesta de “lo que pasa es que tu no eres sumisa”. Es decir, como no son capaces de afrontar que no se esté de acuerdo con ellos, recurren a la burda táctica de atacar y desacreditar al contrario. Esta actitud, solo pone de manifiesto su falta de argumentos y su incapacidad para defender sus propias ideas. La preocupación por lo que opinen sobre uno personas a las que no conocemos me parece ridícula. ¿Cómo puede afectar tanto, a alguien que debería tener un buen dominio sobre sus emociones, la opinión de un/a desconocido? La respuesta para mi está clara; fragilidad de ego, que hace que sus emociones fluctúen según sople el viento de los comentarios.

  Una persona que se conoce, que se domina y que está seguro de lo que piensa, sabe como argumentar sin caer en insultos y sin perder la calma. No necesita desacreditar a otros ni cuestionar su modo de vida. Es capaz de entender que, defender su opinión, no significa tener que convencer a nadie de que le de la razón. Una persona con dominio de si mismo puede debatir con elegancia, aceptando que en pocas cosas existen verdades absolutas y que todos podemos equivocarnos en algún momento dado. No está a la defensiva, no ve ataques personales en cada comentario disidente de sus propias ideas. No busca el aplauso gratuito ni necesita que le bailen el agua.

  Tengo la suerte de haber conocido a Dominantes con este dominio de si mismo pero, por desgracia, cada vez veo a más que no lo tienen. Y eso es lo primero que deberían trabajar, antes de tratar de dominar a nadie más.


  Debería hacernos reflexionar el contemplar que el dominio y la estabilidad de ego se encuentra con más facilidad en las sumisas que en los dominantes.

martes, 11 de agosto de 2015

MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS Y PREVENCIÓN ETS. (2ª parte)

Para leer la 1ª parte pinchad aquí

+CONTRACEPCIÓN HORMONAL:

-Contracepción hormonal combinada; combina un estrógeno y un gestágeno. Puede administrarse vía oral (diaria), vía vaginal (mensual) o vía transdérmica (semanal). Hay que tener en cuenta todas las contraindicaciones médicas para su uso. Contrariamente a la opinión más difundida, no necesitan períodos de descanso. NO PREVIENEN LAS ETS.

-Contracepción hormonal solo con gestágenos; vías de administración oral (diaria), inyectables musculares (mensual y trimestral) e implantes subcutáneos (de tres a cinco años). Tener en cuenta las contraindicaciones médicas para su uso. NO PREVIENEN LAS ETS.

-Contracepción de urgencia; la utilizada ante roturas de preservativos, por ejemplo. Nombrará solo los de uso más común, ya que hay otros que se usan en medio hospitalario o que son poco conocidos en España.

*Pauta levonorgestres, progestágenos; la conocida “píldora del día después”. Una única administración oral, lo más próximo al coito, en las primeras 72 horas (85-95% de eficacia). Muy eficaz si se toma antes de 24 horas. Pocos efectos secundarios (principalmente náuseas) y ninguna contraindicación absoluta. NO PREVIENE LAS ETS.

*Pauta Yuzpe estroprogestágenos; dos tomas vía oral, separadas por 12h, antes de las 72 horas del coito. Efectos secundarios comunes, nauseas, diarrea, vómitos y tensión mamaria. NO PREVIENE LAS ETS.

*DIU de alta carga de cobre; implante en las 120h posteriores al coito. Muy eficaz. NO PREVIENE LAS ETS.

+DISPOSITIVO INTRAUTERINO (DIU)

Pequeño aparato que se introduce en el útero de forma ambulatoria. Eficacia entre tres y cinco años. Muy eficaz, especialmente usado en conjunto con espermicidas. NO PREVIENE LAS ETS.

+MÉTODOS PERMANENTES

Tienen una tasa de fallo de 0-0.5% pero el inconveniente de la irreversibilidad en la mayoría de los casos.

-Vasectomía; esterilización quirúrgica masculina, que impide el paso de los espermatozoides al líquido seminal, mediante la sección y ligadura de los conductos deferentes. Tarda unos 2-3 meses en ser efectiva. No afecta a la erección ni a la eyaculación. NO PREVIENE LAS ETS.

-Ligadura de trompas; esterilización quirúrgica femenina, ocluye las trompas, evitando así el encuentro entre óvulo y espermatozoide. NO PREVIENE LAS ETS.


-Bloqueo u oclusión tubárica bilateral; dispositivo que se coloca en la trompa, provocando una reacción inflamatoria que la ocluye. Hay que confirmar la oclusión a los tres meses. NO PREVIENE LAS ETS.  

domingo, 9 de agosto de 2015

¿POR QUÉ PARECEN DISFRUTAR MÁS "LOS OTROS"?

   He tenido relaciones BDSM con convivencia y sin ella y, sin ninguna duda, me quedo con las primeras. Para mi es un lujo inigualable poder dormir cada noche con la persona a la que quiero y poder compartir cada detalle de la rutina diaria.
  Cuando empezaba a descubrir mi faceta sumisa tuve una relación con un Amo que tenía pareja vainilla. Él no debió considerar importante contarme ese detalle y, sin el menor escrúpulo, me dejó creer que nuestra relación iba más allá del BDSM. Me quedé muy "pillada" de él y, con el atontamiento de ser novata y estar enamorada, me tragaba sus mentiras y sus excusas una tras otra. Esa relación terminó, claro está, y, no voy a negarlo, dolió. Y, aunque el fallo aquí fue la ocultación, no el hecho en si de tener otra pareja, me dije que nunca más tendría una relación con alguien que tuviera pareja vainilla.

  Cada día leo a Dominantes y sumis@s que cuentan maravillas de este tipo de relaciones, en las que existe una pareja vainilla ajena a esa "otra vida". Puede funcionar, claro está. No quiero entrar en las implicaciones morales y/o éticas de engañar a la pareja vainilla; eso es asunto de cada cual y no soy yo nadie para condenarlos. Tengo mi opinón, por supuesto, basada en mis principios y en mis experiencias personales (como persona a la que le han sido infiel); pero no es el motivo de este escrito.

  Desde mi punto de vista, tener un Amo/sum que tiene otra pareja ajena a la relación BDSM tiene muchos inconvenientes. Relega tu relación a la clandestinidad, a los momentos robados, a los secretos, a la mentira, a extremar el cuidado de no dejar muestras del encuentro, a la imposibilidad de disponer de tu Am@/sum en cualquier momento que lo necesites... Nada de ir juntos de vacaciones, ni de cenar en Navidad, quizás ni siquiera se pueda pasar juntos el aniversario, o no pueda ir a cuidarte cuando estás enfermo... Es una relación permanentemente condicionada a otra. Demasiado duro, demasiadas renuncias así que... ¿cuales son las ventajas para que lo bueno compense a todo aquello a lo que hay que renunciar?

   Llevo días pensando en ello y al final he llegado a la conclusión que, la falta de rutina y de cotidianidad nos lleva a idealizar a la pareja. Es como vivir permanentemente al inicio de la relación, cuando tenemos las mariposas en el estómago, cuando la nueva pareja se nos muestra deslumbrante, llena de virtudes y sin mancha. Cuando solo vemos a una persona durante un rato, aprovechamos hasta el último minuto, porque sabemos que cada segundo es precioso. No vamos a malgastar esos preciados encuentros con discusiones, ni malos rollos. Mostramos lo mejor de nosotros mismos, intentamos que la otra persona se quede con ganas de más. Podemos ser el Am@ o el sumis@ perfecto.
   La rutina nos muestra otra cara de la persona. Sus manías, sus defectos, sus enfados, su humanidad, en definitiva. Cuando convives con alguien día a día, te puede desesperar que nunca cambie el rollo de papel higiénico al acabarse; cuando solo pasas con esa persona algún que otro fin de semana, lo cambias tu y no le das importancia. No es que no se sea consciente de que la otra persona tiene defectos, es que apenas se les da importancia, ¿para qué hacerlo? Al disfrutar de la pareja durante un tiempo limitado la mayoría de esos defectos no salen a la luz y,  si lo hacen, suele ser de un modo insignificante. Sin embargo, todos potenciamos nuestras virtudes en los períodos cortos. Si solo puedo ver a mi pareja cuatro horas a la semana, me esforzaré porque sean las mejores cuatro horas. Durante ese tiempo solo habrá placer (no necesariamente sexo); no revisaremos las facturas para ver si se llega a fin de mes, ni iremos a hacer la compra de la semana, ni la limpieza general de la casa, ni a comer con la suegra... haremos cosas exclusivamente gratificantes, salir a comer (eso sí, donde no nos encontremos a conocidos), a pasear, al cine, charlar, reír y disfrutar de las mil y una prácticas que el BDSM nos ofrece. Evidentemente surgirán conflictos, pero serán de otra índole y nos esforzaremos más en no malgastar el tiempo con enfados.
   En esos encuentros, por tanto, se obtendrá lo que falta en la rutina diaria. Es como estar de vacaciones, todo es bonito, deslumbrante, relajado; vamos a disfrutar y a desconectar, a dejar de lado el estrés y los problemas. Eso mismo nos ofrece nuestro Am@/sum así que, ¿cómo no pensar que es maravilloso? Cuando estamos a gusto, todo lo bueno se magnifica y estas relaciones no son una excepción. Idealizamos a la pareja y la subimos a un pedestal. Disfrutamos de la excitación de lo prohibido, de los encuentros furtivos, de los vínculos secretos, de sentir que se existe al margen del resto del mundo... Es comprensible que atraiga algo así.

   La realidad del día a día, de la convivencia, suele poner a todos en su lugar. Se eliminan los pedestales y se aprende a amar a la persona en su conjunto, no solo una faceta. Ser adultos implica realizar elecciones y, cuando se elige algo, se renuncia a lo contrario. De modo que todo se reduce a una pregunta... ¿Qué deseamos tener y a qué estamos dispuestos a renunciar para ello?
 

viernes, 7 de agosto de 2015

A VUELTAS CON LOS LÍMITES

  Siempre me llama la atención cuando alguien dice que no tiene límites. Me resulta muy difícil creer que una persona en su sano juicio pueda no tenerlos. 
  Cuando me dicen algo así suelo plantearles alguna situación extrema; por ejemplo, "¿qué ocurriría si estás super unid@ a tu familia y tu Am@ te prohibe verlos?, ¿y si decide que te quiere vender a otro Am@ que tu ni conoces?, ¿o si te ordena quedar para una sesión cuando tienes a tu hijo malito en casa?". La respuesta casi siempre es la misma... "¡Mi Am@ no me pediría eso!". Pero, ¿y si un día le da el "siroco" y pide algo que nunca nos hemos planteado y que no queremos hacer? 

  Ahí está para mi el quid de la cuestión. Todos tenemos cosas que no haríamos, ya sea por nuestros principios, nuestros miedos o por imposición (los límites legales están ahí para todos, nos gusten o no). Si son cosas que el Dom tampoco haría no necesitamos plantearlas como límites. Yo no necesito plantearle a un Amo que la zoo es para mi un límite infranqueable, porque no estaría con un Dom que realizara esa práctica. Al igual que no tengo ni que decir que no haría nada ilegal. Puedo decir, con un 99% de seguridad, que haría cualquier cosa que me pidiera mi Amo; pero eso no significa que no tenga límites. Tengo muchos; simplemente coinciden con los suyos. 

 No creo que deba medirse la sumisión y/o la entrega según el número de límites que se tenga. Los límites son una protección para nuestra integridad física, psicológica y moral. Con la excepción de los denominados infranqueables, los límites son dinámicos. Pueden revisarse, podemos cambiar de opinión respecto a ellos y modificarlos. No deberían verse como un freno a la relación sino como un posible reto. No hay prisa, lo importante no es la meta (superar el límite) sino el camino que se recorre para llegar a ella. ¡Qué mayor placer que conseguir pequeñas victorias junto a tu Amo!

  Y, ya que estamos con el tema, hay otro aspecto sobre el que me gustaría reflexionar. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que los límites de la sumisa son los más importantes, de modo que el Dom debe adaptarse a ellos. Pues bien, yo no opino lo mismo. Antes de que alguien me salte a la yugular por atreverme a cuestionar la sacrosanta invulnerabilidad de los límites "sumisiles", dejad que me explique. Los Dominantes también tienen límites y éstos deben ser respetados. Forzar la superación de un límite cuando no se está preparado para ello puede dar lugar a graves daños, físicos y psicológicos. Por tanto, desde mi punto de vista, el límite se debe establecer en su medida más baja. Una sumisa puede ser muy masoquista y disfrutar de que le azoten hasta hacerle sangrar. Pero si el nivel se sadismo de su Amo no es tan alto, si la sangre es un límite para él, ahí es donde hay que poner el tope. El Amo no debe forzar a la sumisa a hacer algo para lo que no se sienta preparada, pero la sumisa tampoco debe forzar al Amo. Para que ambos disfruten, ninguno debe sentirse incómodo con las prácticas que se realicen. Por eso, repito, en mi opinión, cada uno establece sus propios límites y, en caso de conflicto, el tope lo establece quién tenga la menor tolerancia.

miércoles, 5 de agosto de 2015

POR FAVOR, NO ME RESPETÉIS

   Soy muy pesada con el tema del respeto, lo reconozco. Para mi es la base de cualquier tipo de relación, ya sea familiar, de amigos, de pareja, comercial... Incluso de nuestro modo de relacionarnos con el ambiente. Todo debe partir del respeto mutuo. O al menos eso sería lo ideal. En ocasiones no somos respetados; por desgracia es un camino de doble sentido por el que, a veces, el carril contrario parece cortado por obras. Pero eso no debe importarnos, eso a mi no me importa. Yo debo seguir circulando por mi carril, sin dejarme condicionar por la circulación del contrario.

   Hay una enorme diferencia entre respetar a alguien y tratarlo con respeto. Obviamente, no respeto a todo el mundo. El Respeto, con mayúsculas, es algo que se gana, y eso depende de las expectativas, experiencias y preferencias personales. Pero, sin embargo, si me esfuerzo en tratar con respeto a todo aquel con quien me relaciono. No siempre lo consigo, claro está. No soy ningún dechado de virtudes, pero si tengo claro que no puedo pedir a nadie lo que yo no estoy dispuesta a dar. Así que, si alguien me falta al respeto, intentaré contestar de un modo educado y cortaré la relación con esa persona. Probablemente pase a ser alguien a quien no podré respetar... pero me esforzaré, en todo momento, en tratarla con respeto (aunque desee tirarle un zapato a la boca). Quizás penséis que esta actitud es hipócrita... Es un modo de verlo, no lo discuto. Pero para mi no es así. Aunque suene muy cursi, me esfuerzo en ser mejor persona. Creo en aquello de que no se puede combatir el fuego con fuego. No puedo combatir a quien me insulta con más insultos, ni a quien me falta al respeto faltándoselo yo. Eso me pondría a ese mismo nivel. No, no me estoy adjudicando ningún tipo de superioridad moral; simplemente creo que esas actitudes no arreglan nada, solo contribuyen a perpetuar esas luchas de... "¡y tu más!".

   En una relación BDSM, donde se camina por el filo entre el placer y el abuso, el respeto es más importante aún si cabe. No podemos forzar a nadie a ser respetuoso, pero si predicar con el ejemplo.

   No soy la única neurótica del respeto en el BDSM. Quién más y quién menos, tod@s lo nombran en alguna ocasión. No hay día que no lea la palabra en algún grupo. Y eso me ha llevado a cuestionarme la definición de respeto, porque, en muchas ocasiones (demasiadas), no coincide con el concepto que yo tengo.

   De modo que, tras observar el comportamiento de muchos de los miembros de grupos BDSM que hablan del respeto, he llegado a una conclusión. No quiero que me respeten.

   Por favor, no me respetéis copiando mis escritos sin molestaros en indicar la autoría; no me respetéis riéndoos de mis ideas; no me respetéis cuestionando mi modo de vivir el BDSM; no me respetéis acusándome de no ser sumisa o no tener ni idea; no me respetéis desvirtuando los hilos que abro; no me respetéis haciéndome leer insultos entre ¿dominantes? que haría avergonzarse a niños de patio de colegio... Yo, por mi parte, haciéndome eco de ese significado de "respeto" que hasta ahora desconocía, me comprometo a no respetaros tampoco. A ver si, con un poco menos de "respeto" mutuo, podemos convivir en armonía.

martes, 4 de agosto de 2015

MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS Y PREVENCIÓN ETS. (1ª parte)

  Cuando hablamos de riesgos y seguridad en las prácticas BDSM solemos centrarnos en los riesgos físicos y, aquellos que ven un poco más allá, en los psicológicos. Pero, teniendo en cuenta que muchas de estas prácticas van unidas a las relaciones sexuales, no hay que perder de vista los riesgo biológicos.

  Para una neurótica de la seguridad como yo, desde que comencé a experimentar con parejas BDSM, la posibilidad de un embarazo no deseado o de la transmisión de alguna ETS (enfermedad de transmisión sexual) siempre estuvo muy presente. Es bien sabido que la promiscuidad sexual es uno de los principales factores de riesgo para las infecciones y, en este mundillo en el que es difícil dar con el Dom/sum adecuado, el cambio de pareja está a la orden del día. Más aún si solo se buscan sesiones, sin ningún compromiso de pareja. Por nuestra propia salud en primer lugar y por la de nuestras parejas sexuales, es necesario ser conscientes de los riesgos y tomar las medidas de precaución necesarias.

Comencemos con los anticonceptivos. Las opciones son muy variadas (hay vida más allá del preservativo y la píldora) y la elección del correcto dependerá de las circunstancias personales y del tipo de relación que se tenga.

+MÉTODOS NATURALES (NO PREVIENEN LAS ETS):

-Coitus interruptus; comunmente conocido como “marcha atrás”. Consiste en retirarse antes de la eyaculación. El un método con una tasa de fallo alta, debido a la posibilidad de fuga espermática preeyaculación. Requiere mantener mucho control para retirarse a tiempo, lo que suele dar lugar a insatisfacción sexual.

-Temperatura basal; coincidiendo con la ovulación, se produce un aumento de la temperatura basal (0,2-0,5 grados centígrados). Cuando este aumento se mantiene durante tres días podemos considerar finalizado el período fértil. Este método, por si solo, tiene una alta tasa de fallos debidos a la facilidad con la que se pueden tomar mediciones erróneas. La temperatura debe tomarse aproximadamente a la misma hora, antes de levantarse de la cama y en el mismo lugar (evitar la axila). Variaciones en las hora de medición, haber dormido poco, haber tomado alcohol, o cualquier leve proceso infeccioso (un catarro), por ejemplo, pueden alterar el resultado.

-Billings o moco cervical; se basa en la observación de la cantidad y textura del moco cervical. Conforme se va acercando la ovulación, el moco se vuelve más líquido y transparente, hasta adoptar una textura similar a la “clara de huevo”. Es un método muy impreciso.

-Calendario de Ogino; previo a su utilización, hay que realizar un calendario menstrual de al menos un año. El primer día inseguro se calcula restando 18 al número total de días del ciclo más corto. El último día inseguro se calcula restando 11 al número total de días del ciclo más largo. El período fértil (inseguro) va desde el día 7 al 20 del ciclo. Este método es complicado y poco seguro.

-Método sintotérmico; combina el método de la temperatura basal con el del moco cervical y otros aspectos, como la posición del cérvix. Requiere estar muy motivada, ser muy metódica y tener buenos conocimientos de la propia anatomía. Por tanto es fácil fallar.

-Lactancia materna; la ovulación durante la lactancia materna exclusiva está inhibida por los niveles de prolactina, pero es imprevisible cuando se ovulará. Muy poco seguro.



+MÉTODOS DE BARRERA:

-Espermicidas; son sustancias químicas que, introducidas en la vagina antes del coito, inactivan, inmovilizan o destruyen a los espermatozoides. Usados solos tienen una eficacia del 80-85%. Se recomienda usarlos como complemento a otro método. NO PREVIENEN LAS ETS.

-Esponja vaginal; esfera de poliuretano que se adapta al cérvix, impidiendo el paso de los espermatozoides. Las hay con espermicida integrados y sin él (a estas hay que añadírselo). Desechables, de un solo uso. Tasa de eficacia del 79-96%. NO PREVIENEN LAS ETS.

-Diafragma; semiesfera de látex o silicona, que se coloca en el fondo de la vagina, cubriendo el cérvix e impidiendo el paso de los espermatozoides. Hay que usarlas con espermicidas. Reutilizable. Tasa de eficacia 80-97%. NO PREVIENEN LAS ETS.

-Preservativo femenino; al no estar extendido su uso hay muchos errores en su colocación. Además es caro. Bien usado, su tasa de éxito es del 89-95%. PREVIENEN LAS ETS.

-Preservativo masculino; bien usado (hay que cuidar su colocación, tener cuidado con las uñas, asegurarse de dejar una porción libre en la punta y cambiarlo para cada coito, incluyendo el paso de anal a vaginal) su tasa de eficacia del 97-99,5%. PREVIENEN LAS ETS.

lunes, 3 de agosto de 2015

¿SIRVEN PARA ALGO LOS CASTIGOS?

  Hace ya años, un Dom con el que solía charlar, me dijo que un castigo no es más que un tipo de venganza. Me llamó mucho la atención esa afirmación y reflexioné ampliamente sobre el tema. Al final le terminé dando la razón.

 ¿Qué enseña un castigo? Si lo pensamos fríamente el castigo enseña una única cosa... ¡a evitar el castigo! Un verdadero castigo no se disfruta, es algo desagradable, molesto, doloroso, incómodo... en definitiva, es algo a evitar. Pasamos un mal rato mientras somos castigados y, por tanto, no queremos que se repita. Si fue suficientemente duro, en el futuro, quizás no repitamos la acción que motivó el castigo. Pero no porque no queramos repetirla... lo que no queremos que se repita es el castigo. Es puro conductismo. Un castigo, si no va acompañado de un proceso de reflexión sobre la falta, lo único que enseña es ¡que no te vuelvan a pillar!

  ¿Son entonces inútiles los castigos dentro del BDSM? No, no lo son. Los castigos se basan en el conductismo y el conductismo, si bien tiene muchos efectos psicológicos secundarios y nocivos a largo plazo, funciona. Ahora bien, tú, como Dominante, pregúntate... ¿qué quieres que motive la obediencia de su sumis@? Si te vale con que obedezca, sin cuestionarte los motivos por los que lo hace, adelante, castiga sin más. Seguro que te funciona si eres lo bastante firme y rígido. Pero si lo que buscas es que tu sumis@ te obedezca porque te respeta, te valora, busca tu felicidad y la suya propia, tu aprobación, que te sientas orgullos@ de él... entonces el castigo no es el medio.
  Un castigo no sirve de nada si antes no se comprende el por qué del mismo. El Dominante debe explicar al sumiso cuál ha sido la falta, por qué está mal hecho, cuales son las consecuencias negativas que tiene ese mal acto del sumiso, como afecta a la confianza del Dominante y a su relación. Solo cuando el sumiso comprenda todas estas cosas y las asimile, surgirá en él un deseo genuino y honesto de no repetirlo. Obedecerá porque deseará hacerlo, no por miedo a las consecuencias de desobedecer.

  Entonces, ¿para qué sirve un castigo? Desde mi perspectiva de que el castigo no enseña nada, su utilidad para mi es como refuerzo y liberación. Una falta, una desobediencia; es un fallo de ambos, Dominante y sumis@. Es una decepción para ambos, indica que algo en la relación no se está haciendo de modo correcto. Una vez que el proceso de diálogo y reflexión nos ha conducido a comprender qué motivó la falta y por qué no debería repetirse, el castigo puede suponer un momento de catarsis para ambos. El Dominante ofrece con el castigo la posibilidad de limpiar la falta, está indicando a su sumis@ que le importa lo que hace, que está pendiente de ello, se reafirma en su papel de guía. El sumis@ ofrece al Dominante una penitencia por su falta, le indica que asume y comprende que todo acto tiene su consecuencia y, a un mal acto, le sigue una consecuencia negativa. Se reafirma en su sometimiento y en la cesión del poder al Dominante. El castigo limpia la falta. Después de él, ya quedará en el pasado, no habrá reproches ni necesidad de volver a mencionarlo. Es un modo de pasar página, dejar atrás la culpa y caminar hacia delante en una relación fortalecida por el diálogo, la comprensión y la confianza mutua.

  ¿Qué castigos son aceptables? No existe una fórmula mágica. Un castigo es algo no deseado, por tanto dependerá de los gustos y experiencias de los implicados. No tiene mucho sentido castigar a un masoquista con unos cuantos azotes, por ejemplo. Hay que tener en cuenta la personalidad del sumis@ ya que el castigo pretende limpiar una falta, no causar más daño aún. Siempre debe ser proporcional a la falta; no es lo mismo una falta cometida por desconocimiento que una desobediencia reincidente. Y, por supuesto, debe ejecutarse en el estado de ánimo adecuado. No se puede castigar bajo los efectos de nada que enturbie nuestro juicio; y con ésto no me refiero solo a alcohol o drogas, sino también a la ira. Nunca, nunca, nunca debe aplicarse un castigo en el apogeo del enfado ni sin que el sumis@ haya comprendido y aceptado los motivos que lo generan... Al menos si se pretende que el castigo sirva para algo más que para generar miedo, ansiedad y rechazo.

Esto no deja de ser una opinión personal que, por supuesto, puede no ser compartida, así que.. ¿Qué opináis vosotros sobre los castigos?



domingo, 2 de agosto de 2015

EL "NO" DEL DOMINANTE

   Los hombres, en general, y los dominantes, en particular, no entienden a las mujeres (Dóminas o sumisas) cuando éstas dicen "no". ¿Cómo podrían? Las mujeres no venimos con manual de instrucciones y, la mitad de las veces, ni nosotras mismas nos entendemos. Los pobres necesitarían leernos la mente para acertar y, a veces, ni aún así podrían. 

  Siendo honestas, ¿cuántas veces habéis dicho "no" cuando en realidad pensáis si?... 
 "Ya se que teníamos planes, pero es que era el único día que podían quedar los colegas, ¿te importa?"; "¿te molesta que se venga mi madre de vacaciones?"; "¿seguro que no quieres nada por tu cumpleaños?"; "¿de verdad no te ha molestado que olvidase el aniversario?"... 

 Centrémonos en el BDSM. La mayor prueba de que los Dominantes no comprenden el "no" es la necesidad de una palabra de seguridad. ¿Por qué usar una cuando se puede decir "no"? Pues porque ese "no", según el contexto, la entonación, el estado de ánimo... puede ser, en realidad, "si"

 Pero hoy no quería hablar de la incapacidad de los Dominantes para comprender un "no". Vamos a cambiar de prisma y hablar de la incapacidad de las sumisas para entenderlo. "Cree el ladrón que todos son de su condición" y ésto le ocurre a muchas sumisas. Cuando dicen cosas como "no quiero volver a verte", "se ha acabado", "no sabes lo que necesito"; muchas veces hay que leer entre líneas pues no es más que un modo de llamar la atención y piensan justo lo contrario. 

  Los hombres, sin embargo, suelen complicarse mucho menos. Cuando dicen "no", suele significar no. El rechazo y las rupturas suelen ser dolorosas. Aunque no haya sentimientos de por medio, sentirse rechazado hiere el ego. Siempre se insiste en el derecho de las sumisas a decir no, en que hay que respetar sus decisiones y sus límites. Y ¡por supuesto que ha de ser así! Pero no es un derecho exclusivo de las sumisas. Los Dominantes también tienen derecho a decir no, a rechazar o romper una relación; y esas decisiones han de ser respetadas. No digo que no se deba luchar por lo que uno quiere, pero hay que aprender a escuchar. Si un Dom deja claro a una sumisa que no desea que se le entregue, ésta no tiene ningún derecho a insistir, recurrir al chantaje emocional o a los insultos. 

 ¿De verdad querríais que alguien estuviera con vosotras por pena o culpabilidad? Para las que respondan que no, el secreto está en ser menos egoístas y más empáticos. Y, especialmente, en recordar que el derecho a decir NO es de todos.

sábado, 1 de agosto de 2015

SI, MI AMO

  Hoy he visto una de esas “realistas” fotos de estudio con la siguiente frase: “Hablarás solo para decir, 'si, mi Amo'”.Puede resultar poético y, sin duda, en las fotos, luce mucho; pero me pregunto, ¿quién escribe o comparte estas fotografías realmente piensa así?

 Trato de imaginarme una relación donde la sumisa solo tenga la opción de decir “si, mi Amo”; cual robot sin voluntad ni criterio, sin pensamiento propio ni personalidad. Aparte de parecerme tremendamente aburrida (para eso, mejor comprarse un florero), me parece un arma de doble filo para el dominante.

-¿Este traje me hace gordo?... sí, mi Amo.
-¿Crees que este bongage que he hecho me ha quedado un poco chapucero?... sí, mi Amo.
-¿Te parece que en este debate tenía más razón el otro?... sí, mi Amo.
-¿Te habría gustado tener como Amo a alguien más experimentado?... sí, mi Amo.
-¿Has disfrutado con otros Amos más que conmigo?... sí, mi Amo.
-¿Te aburres cuando te ato?... sí, mi Amo.
-¿Quieres que pare?... sí, mi Amo.
-¿Deseas que te abandone?... sí, mi Amo.

  Podría seguir así hasta el infinito, pero tampoco es cuestión de ponerme pesada. Creo que esta muestra basta para captar la idea general que quiero transmitir. 
  Una sumisa no es un ser vacío que se “programa” para responder mecánicamente sin ningún criterio. ¿De qué sirve que diga “sí, mi Amo” si no lo siente? Si esa es la única opción que tiene, ni se molestará en oír la pregunta... ¿para qué?. 
  
 El “no” está muy desvalorizado en el BDSM. “No” no implica negatividad. Un “no” puede ser de lo más positivo. El derecho a decir “no” debería estar presente en toda relación. No se puede crear un vínculo basado en la confianza vetando la sinceridad.


  Reivindico el derecho, la necesidad, la obligación, de l@s sumis@s a decir “no”. Ese “no” que es fruto del respeto, de la confianza, de la sinceridad, de la entrega, e incluso, del amor.