viernes, 7 de agosto de 2015

A VUELTAS CON LOS LÍMITES

  Siempre me llama la atención cuando alguien dice que no tiene límites. Me resulta muy difícil creer que una persona en su sano juicio pueda no tenerlos. 
  Cuando me dicen algo así suelo plantearles alguna situación extrema; por ejemplo, "¿qué ocurriría si estás super unid@ a tu familia y tu Am@ te prohibe verlos?, ¿y si decide que te quiere vender a otro Am@ que tu ni conoces?, ¿o si te ordena quedar para una sesión cuando tienes a tu hijo malito en casa?". La respuesta casi siempre es la misma... "¡Mi Am@ no me pediría eso!". Pero, ¿y si un día le da el "siroco" y pide algo que nunca nos hemos planteado y que no queremos hacer? 

  Ahí está para mi el quid de la cuestión. Todos tenemos cosas que no haríamos, ya sea por nuestros principios, nuestros miedos o por imposición (los límites legales están ahí para todos, nos gusten o no). Si son cosas que el Dom tampoco haría no necesitamos plantearlas como límites. Yo no necesito plantearle a un Amo que la zoo es para mi un límite infranqueable, porque no estaría con un Dom que realizara esa práctica. Al igual que no tengo ni que decir que no haría nada ilegal. Puedo decir, con un 99% de seguridad, que haría cualquier cosa que me pidiera mi Amo; pero eso no significa que no tenga límites. Tengo muchos; simplemente coinciden con los suyos. 

 No creo que deba medirse la sumisión y/o la entrega según el número de límites que se tenga. Los límites son una protección para nuestra integridad física, psicológica y moral. Con la excepción de los denominados infranqueables, los límites son dinámicos. Pueden revisarse, podemos cambiar de opinión respecto a ellos y modificarlos. No deberían verse como un freno a la relación sino como un posible reto. No hay prisa, lo importante no es la meta (superar el límite) sino el camino que se recorre para llegar a ella. ¡Qué mayor placer que conseguir pequeñas victorias junto a tu Amo!

  Y, ya que estamos con el tema, hay otro aspecto sobre el que me gustaría reflexionar. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que los límites de la sumisa son los más importantes, de modo que el Dom debe adaptarse a ellos. Pues bien, yo no opino lo mismo. Antes de que alguien me salte a la yugular por atreverme a cuestionar la sacrosanta invulnerabilidad de los límites "sumisiles", dejad que me explique. Los Dominantes también tienen límites y éstos deben ser respetados. Forzar la superación de un límite cuando no se está preparado para ello puede dar lugar a graves daños, físicos y psicológicos. Por tanto, desde mi punto de vista, el límite se debe establecer en su medida más baja. Una sumisa puede ser muy masoquista y disfrutar de que le azoten hasta hacerle sangrar. Pero si el nivel se sadismo de su Amo no es tan alto, si la sangre es un límite para él, ahí es donde hay que poner el tope. El Amo no debe forzar a la sumisa a hacer algo para lo que no se sienta preparada, pero la sumisa tampoco debe forzar al Amo. Para que ambos disfruten, ninguno debe sentirse incómodo con las prácticas que se realicen. Por eso, repito, en mi opinión, cada uno establece sus propios límites y, en caso de conflicto, el tope lo establece quién tenga la menor tolerancia.

1 comentario:

  1. Siempre he tenido la misma opinión en lo referente a los límites de los Amos, y también sobre la compatibilidad en lo referente a las practicas. Muy bueno tu blog, lo he descubierto hoy y ya me he leído un par de artículos.

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