domingo, 2 de agosto de 2015

EL "NO" DEL DOMINANTE

   Los hombres, en general, y los dominantes, en particular, no entienden a las mujeres (Dóminas o sumisas) cuando éstas dicen "no". ¿Cómo podrían? Las mujeres no venimos con manual de instrucciones y, la mitad de las veces, ni nosotras mismas nos entendemos. Los pobres necesitarían leernos la mente para acertar y, a veces, ni aún así podrían. 

  Siendo honestas, ¿cuántas veces habéis dicho "no" cuando en realidad pensáis si?... 
 "Ya se que teníamos planes, pero es que era el único día que podían quedar los colegas, ¿te importa?"; "¿te molesta que se venga mi madre de vacaciones?"; "¿seguro que no quieres nada por tu cumpleaños?"; "¿de verdad no te ha molestado que olvidase el aniversario?"... 

 Centrémonos en el BDSM. La mayor prueba de que los Dominantes no comprenden el "no" es la necesidad de una palabra de seguridad. ¿Por qué usar una cuando se puede decir "no"? Pues porque ese "no", según el contexto, la entonación, el estado de ánimo... puede ser, en realidad, "si"

 Pero hoy no quería hablar de la incapacidad de los Dominantes para comprender un "no". Vamos a cambiar de prisma y hablar de la incapacidad de las sumisas para entenderlo. "Cree el ladrón que todos son de su condición" y ésto le ocurre a muchas sumisas. Cuando dicen cosas como "no quiero volver a verte", "se ha acabado", "no sabes lo que necesito"; muchas veces hay que leer entre líneas pues no es más que un modo de llamar la atención y piensan justo lo contrario. 

  Los hombres, sin embargo, suelen complicarse mucho menos. Cuando dicen "no", suele significar no. El rechazo y las rupturas suelen ser dolorosas. Aunque no haya sentimientos de por medio, sentirse rechazado hiere el ego. Siempre se insiste en el derecho de las sumisas a decir no, en que hay que respetar sus decisiones y sus límites. Y ¡por supuesto que ha de ser así! Pero no es un derecho exclusivo de las sumisas. Los Dominantes también tienen derecho a decir no, a rechazar o romper una relación; y esas decisiones han de ser respetadas. No digo que no se deba luchar por lo que uno quiere, pero hay que aprender a escuchar. Si un Dom deja claro a una sumisa que no desea que se le entregue, ésta no tiene ningún derecho a insistir, recurrir al chantaje emocional o a los insultos. 

 ¿De verdad querríais que alguien estuviera con vosotras por pena o culpabilidad? Para las que respondan que no, el secreto está en ser menos egoístas y más empáticos. Y, especialmente, en recordar que el derecho a decir NO es de todos.

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