martes, 25 de agosto de 2015

BLOQUEANDO LA CONCIENCIA

   Una de las lecciones que aprendí hace tiempo es que esconder las cosas no hace que desaparezcan. En este medio es muy fácil bloquear a alguien y la mayoría de las veces es porque nos incomoda lo que dice. Pero, ¿a qué se debe esa incomodidad? Puede que sea alguien pesado que nos llena el muro de juegos o fotos; alguien maleducado, que insulta, que ofende, que ataca; alguien con quién hemos discutido en la vida real y que queremos alejar de nuestras vidas... o alguien que nos dice las verdades, que nos hace ver nuestra ignorancia, nuestra tozudez, nuestras equivocaciones... y a pocos les gusta que les digan que están equivocados o que están haciendo algo mal.

   Voy a centrarme en este último motivo.

   Como "ojos que no ven, corazón que no siente", lo fácil es recurrir al botón de bloqueo y dejar de ver esos mensajes que nos incomodan. Así se puede seguir actuando del mismo modo. Y si doce personas nos dicen que algo está mal, doce personas a las que bloqueamos, ¿qué sabrán ellos? ¡Lo que cuesta plantearse que igual somos nosotros los equivocados y no esas doce personas que están diciendo lo mismo! Aunque, ¿realmente cuesta tanto? 

   Bloquear a alguien porque nos incomoda lo que nos dice implica que le damos cierto grado de credibilidad a sus palabras. Si nos perturba es porque, aunque sea de modo inconsciente, admitimos que hay algo de verdad en lo que dice. Cuando no me importa ni me interesa lo que otra persona dice de mi, simplemente le ignoro, a veces incluso me provoca una sonrisa ver sus vanos esfuerzos. No necesito bloquearlo porque sus palabras son vacías para mi. Sin embargo, la mayoría de los que bloquean al sentirse cuestionados lo hacen porque se han quedado sin argumentos. Al no saber como defender sus posturas optan por una retirada digna... o lo que ellos creen que es digna, a mi me parece una pataleta infantil. Que te cuestionen puede llevar a que te autocuestiones y, en ocasiones, no nos gusta lo que descubrimos y no estamos dispuestos a reconocerlo.

   La exceso de vanidad es un gran defecto que nos lleva a cometer errores. Como en casi todo, la virtud está en el punto medio. El equilibrio entre vanidad y humildad, si bien es difícil de conseguir, es lo que nos permite defender nuestras posturas y admitir cuando nos equivocamos. Veo discusiones que se alargan hasta el infinito no solo porque nadie quiere dar su brazo a torcer, sino porque pretendemos que el contrario piense igual que nosotros. Si se está seguro de las propias convicciones, de los propios actos, se defienden con argumentos y, si la otra persona no lo comprende, se deja en tablas y ya está. Bloquear en estos casos (ojo, repito lo que dije al principio, no estoy hablando de quien cae en los insultos gratuitos) solo demuestra la incapacidad para argumentar nuestras posturas y la debilidad de nuestras convicciones. No es una salida digna, es una huida en toda regla y solo demuestra que el problema lo tiene quien lee, no quien escribe. 

   Dedicado a todos aquellos que bloquean pero siguen leyendo con otros perfiles.

2 comentarios:

  1. Bloquear aquí en muchas de las ocasiones es como dar un puñetazo y salir corriendo .
    Lo que dices reconocimiento y una falta total de poder defender tu argumento .
    Pero hay una cosa cierta es fácil caer en la trampa de la obsesión por defender algo , acabes haciendo el tonto más absoluto , hay que saber cuando ya está aunque tengas razón y sepas defenderla .
    es como el dichó de hay razones más importantes que la propia razón .

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  2. Bloquear aquí en muchas de las ocasiones es como dar un puñetazo y salir corriendo .
    Lo que dices reconocimiento y una falta total de poder defender tu argumento .
    Pero hay una cosa cierta es fácil caer en la trampa de la obsesión por defender algo , acabes haciendo el tonto más absoluto , hay que saber cuando ya está aunque tengas razón y sepas defenderla .
    es como el dichó de hay razones más importantes que la propia razón .

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