miércoles, 4 de noviembre de 2015

HASTA EL MOÑO DE GREY

   Estoy hasta el moño de Grey, por no decir otra cosa. No hay un grupo de BDSM, un debate, una broma, una conversación donde no aparezca el Grey de las narices. Curiosamente, una vez pasada la temporada de la película, en el ambiente vainilla no oigo hablar de él más que esporádicamente. Fue, como tantas modas temporales, algo que alcanza mucha fama y luego deja de ser interesante hasta que salga la siguiente película. Pero el ambiente BDSM parece que no es capaz de dejarlo caer en el olvido. Así que, en realidad, no estoy hasta el moño de Grey, lo que me trae frita es toda la gente "bedesemera" que no para de hablar de él.

   De verdad que me hastía hasta la saciedad. Grey tiene la culpa de todos los males del BDSM. Es nuestra bestia negra particular. No hay día que no lea a alguien la manida coletilla de "qué daño ha hecho Grey al BDSM" o "lo de Grey  no es BDSM". Y la verdad es que, por más que miro y remiro, no consigo ver dónde está el daño. 

   Vamos a ver... El protagonista tiene una buena retahíla de traumas de la infancia, sufrió maltrato y no se termina de aceptar como dominante. Algo que, por supuesto, no se da en el BDSM. 
   Claro que, hace unos meses en un grupo anglo, hablando de experiencias pasadas, había un par que habían sufrido violencia de género, otra sufrió abusos infantiles y más de la mitad tenían o habían tenido algún tipo de trastorno ansioso medicado farmacológicamente. Tengo que acordarme de comentarle a todas ellas que debido a sus experiencias pasadas deberían dejar el BDSM por muy felices que puedan ser ahora. Pensándolo bien, yo también debería dejarlo ya que me costó muchísimo aceptar mis tendencias sumisas. Años de pensar que estaba mal de la cabeza, de tener sentimientos de culpa y de pensar que hacía algo malo. Y es que los "verdaderos bedesemeros" nunca han tenido dudas, solo han tenido experiencias positivas a lo largo de su vida y han tenido claros sus sentimientos desde que salieron de la cuna. 

   ¿Qué más? Es un obseso del control, se preocupa por la salud y bienestar de su sumisa, usa palabra de seguridad, es sádico, le gustan los juegos discretos en público, las ataduras, los azotes e incluso se preocupa por sus ex sumisas. Algo, por supuesto, nada deseable en un Amo. Esas cosas no las hace ningún Amo auténtico, ¿no? A decir verdad, ese detalle de preocuparse por sus ex, a pocos "amos de verdad" se lo he visto. Lo que si he visto es a muchos despotricar y machacar a sus ex en público.

   Comete el terrible crimen de ocultárselo a su familia. ¿A qué auténtico Amo se le ocurriría ocultarlo? Eso no lo hace nadie serio, ¡por favor! ¡Y encima se atreve a tener una mazmorra en su casa! ¿Quién querría tener una sala de juegos tan a mano?

   Por no hablar de ella. Una chica que descubre que le gustan los juegos sexuales pero no el control y dominación fuera de ellos. ¡No existe en la vida real ninguna sumisa así! Y mucho menos que no entienda bien lo que quiere y se muestre tan indecisa entre lo que siente y lo que la sociedad enseña que debe ser una mujer moderna.

   Tengo que decir que leí los libros antes de que se pusieran tan de moda. De hecho, el segundo y el tercero los leí en inglés porque aún no se habían publicado las traducciones en español. Me costó un mundo acabarlos porque no me gustaron, tienen una literatura pobre y una historia llena de tópicos. Me obligué a ello porque me gusta opinar con conocimiento de causa. Eso si, los leí como lo que son, unas novelas con tintes erótico-festivos (nunca me ha ido la novela rosa). No son ni pretenden ser un manual de BDSM. Es simplemente la historia de dos personas, que viven el BDSM a su manera. Porque, según se repite cual mantra, todos los modos de vivirlo son respetables mientras sean SSC (sin comentario). Yo vi una pareja que consensúa todo lo que hace (demasiado incluso, para mi gusto), son adultos que toman precauciones en cuanto a seguridad y actúan con bastante sensatez. Igual es que yo leí otros libros distintos. ¡Ah, pero claro! Todos los modos de BDSM son respetables siempre que encajen con el nuestro, ¿no?

   ¡Pero es que el tipo lleva a su sum en helicóptero y le hace regalos caros! ¿Y qué? No es más que un recurso literario para adornar la historia. Estoy segura que ningún Dom ni sum querría tener tanto dinero; es mucho mejor vivir agobiados por la hipoteca y mirando las etiquetas de los precios antes de comprar. Y, por supuesto, ningún Dom de verdad hace regalos a su sumisa en función de sus posibilidades económicas. 

   No perdamos la perspectiva. Es una novela y como tal hay que leerla. No es una clase de BDSM. Ahora parece que cuanto más critiques los libros más "auténtico" eres. Si te pones un nick sacado de los libros no es porque el libro te guste, es porque no tienes ni idea y crees ser lo que no eres. Porque, obviamente, el que se pone un nick sacado de "El señor de los anillos" es porque se cree un elfo y no conoce la diferencia entre lo real y lo imaginario. ¡A ver si mostramos un poco de ese sentido común que tanto cacareamos!

   Cada uno llega al BDSM por el camino que encuentra. Yo personalmente descubrí que lo que sentía tenía nombre leyendo relatos por internet que, por cierto, estaban mucho peor escritos y eran infinitamente más fantasiosos. Pero sirvieron a su propósito de ponerme en contacto. Posteriormente ya fue trabajo mío discernir la realidad de la fantasía y adaptar estas prácticas a mi mundo y mis principios. Probablemente, visto mis orígenes, también debería dejar el BDSM. ¿Cómo se me ocurre llegar a él de la mano de un relato cutre?

   Hay muchos libros y películas que tocan la temática BDSM. Algunos de lleno, otros sutilmente; los hay más acertados y más errados... pero ninguno es tan machacado como estos. Y, sinceramente, no acierto a comprender por qué, salvo por el hecho de que estos sean mucho más conocidos. Cuando leo hablar de otros libros o películas de BDSM lo entiendo menos aún. Ahí tenemos "The pet", por supuesto todos sabemos que el tráfico de órganos forma parte indispensable del BDSM; "The secretary", ¿qué decíamos de trastornos mentales?; "Historias de O", ¿quién no ha ido a un castillo a ser adiestrada? ¡eso lo hacemos todas!. Y en libros ni os cuento... "Monster", violencia de género en estado puro; "Saga La Bella Durmiente", sin duda todos vivimos en un cuento de hadas lleno de príncipes y princesas que son vejados y torturados para placer de los reyes; "Saga Pídeme lo que quieras", sexo duro sin una pizca de D/s; "Saga Vanir", vampiros contra licántropos, real como la vida misma, oiga; "Amos y Mazmorras", ¿quién no se ha ido a una isla a participar en una ginkana "bedesemera"? ¡es un plan básico de los fines de semana!.... y así un largo etcétera... Pero no, los únicos que han hecho "mucho daño" al BDSM han sido los de E.L.James... ¡por favor!. Pues yo, como me da igual lo políticamente correcto y las modas, le doy las gracias. No me cabe duda que muchos habrán puesto nombre a sus sentimientos, habrán dado alegría a su vida sexual o habrán descubierto sus tendencias. Luego cada cual que separe la paja del trigo, lo ficticio de lo real, y que disfrute como quiera o pueda. Yo me seguiré quedando con los de Sophie Morgan, por su sencillez, su naturalidad y su modo de contar una relación BDSM desde la cotidianidad y la rutina del día a día; sin castillos, ni dinero, ni delitos. Gente normal que trabaja, tiene familia, amigos y hobbies. Y, cuando lea algún otro libro, lo haré como lo que son; novelas que buscan entretener, no adiestrar.

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