martes, 28 de julio de 2015

LA FRAGILIDAD DE LA IDENTIDAD VIRTUAL

   En pocos días, dos hechos me han llevado a reflexionar sobre la fragilidad de la identidad virtual. Tras una denuncia he tenido que crear de nuevo mi perfil; mismo nick y mismas fotos... y ya es la cuarta vez. No he tenido problemas para recrear mi alter ego virtual, lo cual pone en evidencia que cualquiera podría hacerlo. Facebook permite los nombres repetidos y cualquiera puede copiar las fotos de perfil y portada, por tanto... ¿cómo evitar que alguien malintencionado me "clone"? Sencillamente, no se puede. 

  Un conocido me informó hace unos días que coincidió en un chat con un nick idéntico al mío. Solo fue casualidad, pero me lleva a pensar, ¿y si no lo fuera? 
 En BDSM se viven sensaciones muy intensas y todo parece estar magnificado, tanto las positivas como las negativas. Lamentablemente, las rencillas y venganzas están a la orden del día. Doms o sumis despechados, relaciones rotas, comentarios desfavorables o discusiones en un post, diferencias de opiniones... los mismos motivos que empujan a alguien a denunciar un perfil pueden llevarlo más allá. Por desgracia, el deseo de dañar a quién consideramos (acertadamente o no) que nos ha ofendido, está demasiado arraigado. Por no hablar de aquell@s que disfrutan haciendo leña del árbol caído... Lo vemos casi a diario. Aparece un post en el que se acusa a alguien de lo que sea e, inmediatamente, decenas de usuarios lo apoyan aunque desconozcan los hechos. 

 Dicen que las palabras se las lleva el viento pero lo escrito perdura... Sin embargo, ¡es tan fácil alterar la realidad escrita! Cuesta tan poco sacar una frase de contexto o retocar una conversación que, ¿podemos seguir confiando en esa evidencia? En cinco minutos, cualquiera puede clonar un perfil y, antes de que nadie se de cuenta, hacer todo el daño del mundo. Cinco minutos más y se puede hundir la reputación del más santo... 

 Ante ésto solo cabe ser prudentes, no solo en nuestros actos, sino a la hora de juzgar a los demás tan alegremente. "Critica, que algo queda", dice el dicho popular... y es tremendamente cierto. En estos medios virtuales, donde todo es manipulable, donde nuestra identidad está al alcance de cualquiera, deberíamos pensarlo dos veces antes de acercar la antorcha a la pira... quizás seamos nosotros mismos los próximos a los que un/a desaprensiv@ (¡a saber por qué motivo!) quiera quemar.

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