jueves, 3 de septiembre de 2015

EL (MAL)USO DE LA PALABRA DE SEGURIDAD

    El uso de la safe word o palabra de seguridad comenzó a extenderse al amparo de los movimientos partidarios del SSC y, más tarde, del RASK. Duante una escena BDSM, palabras como “no” o “para” pueden formar parte de la fantasía o el juego, por tanto se hacía necesaria una palabra que, sin lugar a dudas, indicara que la sesión debía detenerse de modo inmediato. Puede ser cualquier palabra, que sea fácil de recordar para todos los implicados y, preferiblemente, que no sea una palabra de uso común en esas circunstancias (no creo que nadie exclame “ornitorrinco” mientras le están azotando). Personalmente, me gustan las palabras cortas, contundentes y sonoras. Hay quién usa los colores del semáforo para indicar si se debe bajar la intensidad (amarillo) o detenerla por completo (rojo). En 1992, en la revista alemana S/M-Szene aparece una de las primeras referencias documentadas que dice “la palabra de seguridad no debe contener sonidos fonéticamente tenues, para evitar su mala audición con música ambiental. Tampoco debe contener la vocal “i”, ya que ésta es difícil de entender si la voz está tomada”. Sea como sea, la palabra de seguridad debe ser acordada y conocida por todos los implicados en una sesión y, por supuesto, inmediata y absolutamente respetada.

   Al menos esa era la idea original. Ahora me gustaría reflexionar sobre lo que veo hoy en día. Con la proliferación de practicantes de BDSM muchos de los usos y costumbres han ido modificándose y adaptándose a los gustos individuales.
   Hay una tendencia que sostiene que no es necesario usar la palabra de seguridad. Como argumento a su favor, esgrimen que, cuando la sumisa dice “para”, “no”, “basta”, etc, ellos se detienen, sin más. No les quito del todo la razón, pero, desde mi punto de vista, eso constituye también una palabra de seguridad.
   Otras tendencias directamente desechan su uso, como en el Metaconsenso y, por supuesto, la Old Guard. Ahí, la parte sumisa cede a la dominante todo el poder de decisión de parar o continuar una sesión.
   Cada uno sabrá que es lo que mejor le funciona. No voy a entrar a cuestionar si hay que usarla o no porque considero que es una decisión muy personal y que hay que tener muchos factores en cuenta. Personalmente, considero que es útil. Si me da un tremendo calambre en una pierna prefiero decir la palabra de seguridad y parar rápidamente antes que perder tiempo explicándole lo que me ocurre. Pero, repito, es una decisión personal.

Pero de lo que quería reflexionar tras esta introducción es del mal uso o abuso de la palabra de seguridad. Ocurre demasiado a menudo que, una buena idea, con el paso del tiempo y la generalización de su uso, acaba usándose para propósitos muy alejados e incluso opuestos de los originales. Una de los mayores ejemplos es la palabra de seguridad; ésta debería ser un escudo, una protección, un sistema de seguridad... Sin embargo, en demasiadas ocasiones se acaba conviertendo en un arma, tanto en manos de la parte sumisa como en las de la dominante.

   La parte sumisa sabe que tiene en la palabra de seguridad el poder de parar la sesión en cualquier momento. Algo que sin duda se debería hacer si ocurre algún accidente del que el dominante no se ha percatado, si la sesión le está causando demasiado daño físico o moral, si se siente incómoda psicológicamente... ¡cientos de razones! Lo que no me parece una razón es que, simplemente, no tienes ganas, o quieres realizar otra práctica distinta de la que el Dom ha elegido, por no hablar de quienes la usan simplemente para demostrar quién tiene el poder. Personalmente considero estas actitudes un abuso de la palabra de seguridad. Esas situaciones se arreglan dialogando sinceramente con el Dom.

   La parte dominante debe ser consciente de que la palabra de seguridad es una herramienta que debe usar la sumisa para garantizar la seguridad de ambos. No es un arma de presión para su uso personal. He leído a demasiados dominates que dicen que la sumisa “puede usar la palabra cuando quiera, pero eso pondrá fin a la relación” o bien que si se usa es que la sumisa “no se está esforzando lo suficiente” o “no confía en el Amo” o “no quiere complacerle”... Todas las variantes que se os ocurran de este vil chantaje emocional. Eso hará que muchas sumisas no usen la palabra aún necesitándola, por temor a las consecuencias negativa que pueda tener. Se exponen de esta forma a un daño no solo físico, sino también psicológico, al pensar que si hacen uso de la palabra de seguridad no son lo bastante buenas o su entrega no es completa.


   Por tanto, recordemos todos cual es la función de la palabra de seguridad y usémosla para ello, no para nuestros caprichos personales. Si eres Dom, no la uses para chantajear a tu sumisa. Si eres sumisa, no te dejes chantajear ni te aproveches del poder que te da sobre tu Dom.

1 comentario:

  1. Excelente como siempre.... Un error o un mal uso de algo no se convierte en verdad por el hecho de que una parte crea en él. Un beso

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