Una
de las controversias más habituales dentro del BDSM es el tema de
las tutorías. Existen decenas de visiones distintas sobre cómo debe
ser esta figura, cuáles son sus competencias, qué debe y qué no
debe hacer. Lógicamente, no existe una titulación objetiva que
garantice las aptitudes de nadie para desarrollar esta función; lo
que, a efectos prácticos, se traduce en que cualquiera puede
considerarse a si mismo tutor.
Y
aquí empiezan los problemas, porque cada uno tenemos una idea
distinta del significado de esta figura. Considero (en realidad lo
considera la RAE) que un tutor es alguien que hace uso de sus
conocimientos y experiencia para orientar, guiar, proteger y
defender a otra persona cuyos conocimientos y/o experiencias en
ciertas materias son menores. Por tanto, para mí, un tutor debe
poseer dos características fundamentales: tener conocimientos y
experiencias sobre aquello que enseña y tener la voluntad de querer
enseñarlo.
Ésto,
que parece muy obvio, a la hora de la verdad no está tan claro. Un
tutor busca ayudar a otras personas, compartir conocimientos,
resolver dudas, orientar, aconsejar... Pero no impone nada. La
decisión última en cualquier tema es de la persona tutelada. Ésta
oirá al tutor, valorará lo que tiene que enseñarle y, una vez
hecho ésto, tomará las decisiones que considere oportunas. El
tutor, por tanto, no busca su propia satisfacción personal, más
allá de saber que ha ayudado a alguien. No puede exigir nada a su
tutelado, no puede castigar, dominar, ni coaccionar y, desde luego,
no es la finalidad de la tutoría tener sexo.
Por
desgracia encontramos a muchos dominantes que utilizan el papel del
tutor como un paso previo para tener sumisa propia. Estos
comportamientos han hecho que la figura del tutor se devalúe
muchísimo y que, gran parte de la comunidad BDSM, la mire con
recelo. Usan la tutoría como un disfraz para acercarse a alguien,
influir en ella, ganarse su confianza y, tras eso, traicionar esa
confianza convenciéndola de que la tutelada debe mostrar respeto a
su tutor obedeciéndole y satisfaciendo sus deseos. Por que claro,
¿cómo voy a enseñarte lo son los azotes si no te azoto?, ¿cómo
voy a explicarte qué se siente al someterse si no te sometes a mí?
Para
mí, aquí está el error. El tutor, salvo excepciones, no tiene por qué practicar nada
con su tutelado. No es necesario que practique que se siente al ser
azotado, o atado, u obedeciendo. Todas esas cosas, se aprenderán con
la pareja con quién se decida establecer la relación BDSM. El tutor
está ahí para resolver dudas y escuchar, para ofrecer la visión de
la experiencia, pero, fundamentalmente, para permitir que el tutelado
experimente y se equivoque por sí mismo dentro de un cierto margen
de seguridad. No creo que el tutor deba evitar cualquier daño, debe
minimizarlos. Debe dar herramientas al tutelado para que éste sepa
como desenvolverse, cómo protegerse, cómo valorar, cómo iniciar
una relación y cómo y cuándo ponerle fin... Pero no puede ni debe
imponer ni exigir. Un tutor no establece normas. Es alguien que está
ahí para cuando se le necesita. No da clases magistrales, no impone
un horario, no propone un plan de estudios, no examina al tutelado.
Simplemente charla con el tutelado sobre lo que éste quiera saber,
respetando sus tiempos e intereses. Puede proponer temas que el
tutelado desconozca por completo, pero será decisión de éste si
quiere debatirlos o no. Y si, hay ciertas enseñanzas que son
prácticas, pero se realizarán desde la objetividad. Si enseñas a
alguien a azotar, es útil que lo haga sobre una persona, para probar
distintos materiales, ver el tono que toma la piel, etc. Pero eso no
significa que deba tener una sesión con una sumisa. Puede probarlo
en sí mismo o en el tutor si éste se presta a ello.
Y
ésto me lleva a una de las ideas más extendidas sobre la tutoría:
que un dominante es quién tutela a una sumisa.
Desde mi punto de
vista, justo ésto es lo que ha propiciado esa visión del tutor como
paso previo a ser el Amo de la tutelada. Algo, por otra parte, que
puede ser que ocurra, pero que no es la finalidad de una tutoría. El
tutelado es alguien que necesita guía u orientación y resulta que
no solo los sumisos necesitan aprender. También los Dominantes
necesitan instrucción en ciertas materias, también ellos tienen
dudas y pueden requerir una guía, un consejo o simplemente un hombro
donde desahogarse.
El tutelado, por tanto, puede ser de cualquier
sexo y cualquier rol; hombre, mujer, sumiso, dominante o switch. Y
aún voy más allá. Se qué no es una visión muy ortodoxa, pero
considero que el tutor también puede ser de cualquier sexo y rol. A
un sumiso no tiene por qué tutelarle un Dominante, puede
perfectamente ser tutelado por otro sumiso más experimentado. De
hecho, me parece lo ideal. Un sumiso entenderá mejor los
sentimientos que generan la sumisión y no confundirá tutelar con
dominar. De igual modo, un Dominante debería tener la humildad
suficiente para reconocer cuando un sumiso le aventaja en
conocimientos y experiencia y aprender de él. No veo nada malo en
que un sumiso que lleva años practicando shibari tutele a un
Dominante que acaba de descubrir que las cuerdas existen. Y es que,
un tutor, no tiene que saber de todo y enseñar de todo. Uno puede
buscar un tutor para una práctica en concreto, no para poner la
dirección de su vida en sus manos.
Por
tanto, las posibilidades son de lo más variadas. Un tutor (de
cualquier género y rol) puede tutelar a sumisos, Dominantes, switch
o incluso a parejas. A tantos como tenga tiempo de atender; teniendo
en cuenta que, al igual que no debe imponer nada a sus tutelados,
tampoco éstos pueden exigir nada al tutor. Se pueden tener varios
tutores, según los temas que se quieran aprender y, algo que se que
la mayoría no compartirá conmigo, puedes tener un tutor aunque ya
tengas Amo o sumiso; esto último, obviamente, con el conocimiento de
tu pareja.
No
quiero extenderme demasiado, aunque el tema daría para charlas sin
fin. Para concluir, voy a tomar prestada la reflexión de alguien a
quien valoro y aprecio. Cuando tuteles a alguien y te plantees
realizar alguna práctica con esa persona, párate un momento a
responder honestamente a la siguiente pregunta: ¿le trataría del
mismo modo si fuera del sexo contrario o de otro rol? Si la respuesta
es “no”, analiza el motivo.
Como siempre, un placer leerte, siempre he visto la figura de un/a Tut@r como la persona amiga, de confianza a la que, en tus comienzos, te ayuda a "ubicar" las sensacioenes que te da el descubrirte Dom, sumi o switch, no es el clásico ti@ list@ que aprovecha cualquier conocimiento de BDSM para intentar someter sin necesidad de responsabilidades u obligaciones ( vulgarmente un aprovechado), simplemente comparte sus conocimientos altruistamente.... me hubiera encantado encontrarme textos como los tuyos cuando yo empecé( hace ya años), Enhorabuena por el post :)
ResponderEliminarMuchas gracias por el aporte me ha venido muy bien haberlo podido leer y así aclarar aquellas dudas que tenía. Será un placer seguir aprendiendo de este sitio.
ResponderEliminarUn saludo.